Sociedad

Banksy, leyenda urbana

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

l arte contemporáneo está plagado de grietas por las que es posible que se cuele cualquiera. Claro, que entre esos cualquiera siempre puede aparecer alguien que nos haga recuperar el sentido del humor y de la inteligencia. Banksy (www.banksy.co.uk) es uno de esos personajes que habitan entre las grietas del arte contemporáneo, a los que es difícil clasificar no sólo por ser original e inclasificable sino porque se escabulle a la velocidad del rayo. Su nombre, como sus modos artísticos próximos al graffiti y su anonimato forman parte de las leyendas urbanas. Gamberro, imaginativo, descarado, con un morro que se lo pisa pero que ha logrado asaltar la banca del mercado del arte. Él, cuyo auténtico nombre nada más que él y sus acólitos conocen; que toma su mote de un juego de palabras que viene a significar algo así como atracador de bancos (Robin Banks); que se ha colado en los más importantes museos del mundo (Tate Modern, MOMA, el British Museum...) para colgar sus obras entre los grandes; que puede pintar en la fachada de su casa (sí, la de usted que riega el jardín cada mañana y paga los impuestos) la imagen de una pareja de policías besándose en los morros -una de sus «trastadas» más famosas- sin que se dé ni cuenta ha sido capaz de rizar el rizo de la excentricidad y de la ironía del mercado del arte: 1,85 millones de dólares ha ganado la casa Bonhams de subastas por vender algunas de sus creaciones. Pintadas, en una palabra, que han hecho del tal Banksy un héroe, al que unos ingenuos dicen haberlo pillado en plena faena con una cámara. No se lo creen ni ellos. Banksy es más listo que el hambre y por sus obras es como se le conoce.