VUELTA DE HOJA

Sospechosos

Cada vez se desconfía de más gente, aunque no pertenezca al mismo partido. Hasta ahora se recelaba de quienes profesaban bien por convicción, bien por conveniencia, los mismos ideales. Personas de buena fe, incluso de buena esperanza, que comprendieron a tiempo que es más fácil tener una ideología que tener una idea que otra. En este momento de la traqueteada vida española ha aumentado el número de sospechosos gracias a la aportación de compañeros, camaradas y colegas. Nadie se fía de nadie. Incluso hay sospechosos que mosquean a las Fuerzas de Seguridad por no infundir la menor sospecha.

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La investigación criminal en España, que cuenta con casi tantos detectives como presuntos criminales, ha realizado un meritorio despliegue de medios. Hubo un tiempo en el que a las personas mal encaradas, si además iban mal vestidas, se les decía eso de «identifíquese». Para detener a alguien bastaba una somera inspección facial. En el momento actual la ley del ADN permitirá resolver los más oscuros casos con inusitada rapidez. Todos llevamos en la sangre un delator carné de identidad flotando como un ahogado. La sangre, «que siempre fue colorada», acusa a su eventual dueño. Incluso en los casos de que tenga sangre azul. Más de 5.000 casos podrán ser resueltos por la Policía Científica gracias a los científicos de verdad.

La ley que acaba de entrar en vigor permitirá obtener muestras genéticas de los sospechosos de delitos graves, sin que sea preciso pedir su consentimiento. Es algo nuevo en la lucha contra la delincuencia y representa un avance sólo comparable al que supuso en sus días el descubrimiento de la huella digital. Hay que congratularse, ya que disminuirá el número de sospechosos, que ha llegado a ser elevadísimo y no sólo en las Diputaciones, en los Ayuntamientos y en los Ministerios.