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TRIBUNA

Noviembre, mes de los difuntos, mes de la familia

Aunque Halloween va tendiendo a dominarlo todo, el mes de noviembre sigue siendo el mes de los difuntos. Me da pena que no reflexionemos sobre la diferencia entre ambas manifestaciones culturales. Ciertamente es más divertido ir vestido de bruja y dar sustos o caramelos que llevar flores a los cementerios, pero lo primero instala a los niños en un ámbito de irrealidad, mientras que lo segundo les sitúa en el epicentro de la realidad: la memoria histórica -la auténtica- y el agradecimiento que conlleva. Vestirme de zombi o de Drácula no dice nada de mí, es sólo un disfraz; pero recordar a los que me han precedido, venerar sus restos, es algo que habla directamente de mí y que debo esperar que hagan -en tradición ininterrumpida- aquellos que existan gracias a mi capacidad de entregarme.

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA MERCADO
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Eso es la familia, el lugar de la dignidad humana como se dice en estos días, un río fértil y luminoso, lleno de agua y de vida, que se nutre de caudales desde sus orígenes lejanos en la montaña hasta su amplia extensión en la ribera del mar. Algo que hace referencia al pasado y al futuro. Es el lugar para recordar, para que sigan viviendo los que ya han sido y para que puedan vivir los que vendrán en el futuro. La familia es presente, es historia hecha vida.

Sí, la familia vence a la muerte, porque ese es el gran don de la memoria: re-vivir los acontecimientos. Hacer vivir en nosotros a las personas que ya se han ido. «Seréis recordados», esa es la promesa de amor que se hacen unas generaciones a otras, y sería terrible que se perdiera. Tal vez no fueron perfectos, tampoco lo somos nosotros. Pero en una familia eso no debería importar. En ella no se quiere a las personas por lo que tienen o hacen, sino por quienes son: los que nos han dado el don más grande, la vida, los que nos han permitido ser lo que somos, y también los que nos seguirán después, la descendencia. Es -como he dicho- el lugar de la dignidad esencial, de la acogida.

Esa pervivencia en nosotros de los que se han ido ha sido consecuencia de la creencia en la permanencia real de estas personas más allá de la muerte. Esta convicción ha estado presente en muchas culturas, pero adquiere en el cristianismo una singular definición: la fe en la inmortalidad del alma, que es juzgada por sus obras buenas y malas; y la fe en la resurrección final de la carne, idea genuinamente judeocristiana que chocó frontalmente con el mundo griego, pero que muestra a las claras la enorme dignidad del cuerpo, cuya unidad con el espíritu es integral. No perdamos ambas firmezas que nos permite mirar con seguridad y esperanza al futuro, ni dejemos la dos grandes manifestaciones que les siguen: las Misas por los difuntos, y visitar y ornar las sepulturas.

Sería muy contraproducente que una escuela como la nuestra, pública o privada, implicada en sus raíces y en la cultura andaluza, dedicase mucho tiempo a hacer gorros picudos de bruja y ni un minuto a explicar esta profunda y hermosa costumbre de recordar y venerar a los que están con nosotros pero de otro modo. Valorar la muerte es esencial para valorar la vida, y una consideración de la muerte como un juego, como algo que no se experimenta verdaderamente, convierte la vida de los demás en algo sin valor. Una cultura en la que la muerte no tiene su espacio se convierte -como la nuestra- en una cultura de la muerte, donde la vida vale muy poco. Les invito a hablar de sus antepasados con sus hijos, a recordarles de forma viva, con amor y agradecimiento. Si no, ustedes, cuando falten, sólo serán una sombra que se fue. Estamos viviendo los efectos devastadores del alzheimer en nuestros mayores, la angustia que supone la pérdida de la memoria que lleva a la disolución de la propia identidad, a no reconocerse ni reconocer a los que amo y me aman. No hagamos eso: no creemos un alzheimer social: una sociedad que se olvida del pasado no tiene futuro. No legemos eso a nuestros hijos. Éste es -verdaderamente- un trato sin truco, algo que permite vivir y saber quiénes somos.