Opinion

El fracaso de los cursos de formación

La falta de cualificación de los trabajadores de la Bahía de Cádiz para responder a la demanda de unos mil empleos en el sector naval ha destapado el fracaso de los planes de formación y ha sembrado aún más dudas sobre la eficacia y el rendimiento de los 21 millones de euros de las arcas públicas invertidos en los últimos cuatro años para especializar a futuros empleados de astilleros. Según datos de la Junta de Andalucía, en este periodo se han organizado unos 550 cursos específicos para oficios navales por parte la Consejería de Empleo, además de otros 270 de carácter general organizados por los sindicatos UGT y Comisiones Obreras. Con estas cifras es más difícil comprender las razones de la alarmante falta de formación, que obliga a la industria auxiliar y a las grandes compañías a buscar trabajadores fuera de la provincia de Cádiz e incluso en el extranjero.

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Las mismas fuentes del Gobierno andaluz aseguran que UGT sólo ha organizado hasta la fecha 22 de los 44 cursos previstos para 2007 y Comisiones Obreras, sólo 26 de 61. Además, la delegación de Empleo en Cádiz denuncia que muchos de estos esfuerzos «se han dedicado a cursos de monitor de aeobic, informática y atención al público». Llama aún más la atención que estos planes de formación dedican una media de 40.000 euros a cada curso y de 2.700 euros por alumno. Las centrales sindicales, por su parte, ponen el grito en el cielo y critican al Ejecutivo autonómico por pagar mal -dicen que este año han recibido los fondos de 2003- y por planificar también mal el tipo y modelo de los cursos. Por su parte, la Junta ha puesto en marcha en la provincia desde el comienzo de la legislatura 546 cursos, con 8.235 alumnos y una inversión global de 24 millones de euros.

¿Cuáles son las razones de la escasa eficacia de estos planes de formación? ¿Qué criterios se utilizan para la elección de las materias y oficios? ¿Qué control se realiza sobre las subvenciones públicas que reciben los sindicatos para estos cursos? ¿Cuál es el motivo por el que 19 de los 48 cursos son de informática y sólo cuatro de montaje de estructuras de aeronaves, ocho de soldador y dos de tubero? ¿Qué medidas se van a adoptar ante el fracaso de esta política formativa? Todas estas preguntas requieren una respuesta firme, al menos que todos los sectores implicados -Administración pública y sindicatos- quieran mirar para otro lado para refrendar así este status quo a todas luces ineficaz y aparentemente con muchas dudas que despejar.

El sector industrial en la Bahía de Cádiz vivirá en los próximos meses un periodo de crecimiento capaz de crear más de 3.000 empleos y que exigirá un nivel de cualificación del que ahora carecen los trabajadores en paro de la Bahía. Está en manos de la Junta y de los propios sindicatos invertir esta tendencia o, por el contrario, enzarzarse en reproches mutuos y nuevas previsiones de futuro virtual y optimismo mientras las barrera de 104.000 parados sigue en aumento.