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Sociedad

De la ciencia y la conciencia

Tres de los investigadores españoles más importantes del momento participarán en un ciclo divulgativo organizado por Diputación sobre los peligros que acechan al cerebro

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Se puede educar el cerebro? ¿Somos en buena parte responsable de nuestras propias capacidades? ¿Cómo enfrentar los nuevos males que amenazan la razón? ¿Qué ocurriría en caso de un contagio masivo de encefalopatía espongiforme? ¿Cuál fue el origen del placer? La ciencia consiste en hacerse muchas preguntas y en responder sólo algunas. Todas ellas, en mayor o menor medida, tienen una repercusión directa en los ciudadanos, que siempre son «destinatarios e interlocutores» válidos en materia de divulgación.

Con este espíritu, y tras la buena acogida de las anteriores ediciones del programa, Diputación ofrece un ciclo de conferencias que aspira a «explicar la ciencia actual al gran público, haciéndola accesible y entretenida». Bajo el epígrafe de El cerebro y las amenazas biológicas, investigadores y expertos de primer nivel abordarán de manera directa y amena algunos de los temas «candentes» que no sólo afectan a la vanguardia, sino que «nos incumben como habitantes de un planeta compartido», según explicaba José Cándido Martín Fernández, uno de los organizadores.

Cerebro 'modificable'

El cerebro como eje del ser humano y de su desarrollo vital, y los desastres biológicos que le amenazan son los temas principales que los asistentes al programa podrán descubrir, aunque abordados desde perspectivas radicalmente distintas. El responsable de abrir el ciclo, Javier de Felipe, es profesor e investigador del Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal, y está considerado uno de los neurocientíficos mejor cualificados del mundo. En sus intervenciones, insiste en el papel de la educación en la formación de los individuos: «El cerebro es muy plástico, se puede modificar sobre todo cuando los niños son pequeños. Es muy importante cuidar la salud del cerebro. Su educación tendría que ser prioritaria para los políticos», explica.

Javier de Felipe ha sido el primer científico español en recibir el prestigioso premio Krieg Cortical Kudos del Cajal Club de Estados Unidos, y es un firme defensor de la educación como esa herramienta capaz de «enseñarnos a pensar». «Las personas no nacen buenas o malas por naturaleza, sino que el entorno es determinante. La genética es una parte del cerebro, pero no debemos olvidar que otra muy importante es el contexto de que se rodea», apunta. Por eso denuncia insistentemente «el tradicional abandono que las escuelas infantiles han sufrido por parte del poder político, a diferencia de otros sectores del ciclo formativo, como el universitario». La cita será el próximo lunes.

Peligros al acecho

El 19 de noviembre, Juan José Badiola, miembro del Comité Científico de Sanidad de la Unión Europea -especialmente recordado por su papel en la gestión de la crisis de las vacas locas-, analizará los nuevos riesgos biológicos, una amenaza para la salud pública internacional.

Badiola, que actualmente ejerce de director del Laboratorio Nacional de Referencia de Encefalopatías, no escatimó esfuerzos en los peores momentos de aquella catástrofe alimentaria para despejar dudas y temores sobre la enfermedad que preocupaba a ganaderos y consumidores. Fue, en cierta forma, el responsable de que muchos ciudadanos se familiarizaran sobre la necesidad de introducir controles de seguridad en los sistemas de producción de carne.

Los laberintos del placer

Finalmente, Francisco Mora, catedrático de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid y doctor en neurociencias por la universidad de Oxford, tratará de dilucidar las posibilidades de la neurocultura -o sea, una cultura basada en lo neuronal-. Mora es reconocido por él éxito de su libro Los laberintos del placer en el cerebro humano, en el que se pregunta por los orígenes del disfrute sensitivo y ofrece una perspectiva que va desde las primeras trazas de la recompensa en los seres unicelulares hasta el placer sublime de las ideas en el hombre.

Para este especialista adscrito al departamento de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa, «el placer, la recompensa y la evitación del daño y del dolor, son el centro del mundo biológico». Se trata de una idea «central» esculpida a fuego en lo más profundo del cerebro de todos los seres vivos que pueblan la tierra, y puesta en marcha ya desde el origen mismo de la vida». dperez@lavozdigital.es