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RECLAMACIÓN. Una manifestante pide la «recuperación» de ambas ciudades coincidiendo con la visita de los Reye. / A. SENNA. AFP
ESPAÑA

Rabat supedita recuperar las relaciones con España a un acuerdo sobre Ceuta y Melilla

El Gobierno asegura que la soberanía de las dos ciudades autónomas es incuestionable y achaca la reivindicación a problemas internos del país vecino De la Vega subraya que no hay «nada que negociar» porque «son españolas»

R. GORRIARÁN / P. DE LAS HERAS
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Marruecos dio ayer una vuelta de tuerca más a la crisis diplomática abierta por la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla. El portavoz del Gobierno marroquí, Jalid Naciri, supeditó la recuperación de las relaciones diplomáticas a la negociación de la soberanía de las dos ciudades autónomas; una reivindicación que no se planteaba desde tiempos de Hassan II. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aseguró desde Santiago de Chile que la españolidad de las localidades norteafricanas es innegociable y que la posición española a este respecto es y será «clara, firme y contundente».

El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero cree, con todo, que no hay motivo para la preocupación. La vicepresidenta primera hizo de hecho caso omiso de la advertencia lanzada por el ministro de Comunicación magrebí y se mostró convencida de que las relaciones con el reino vecino serán pronto «tan buenas y excelentes» como eran hace unas semanas. Fuentes gubernamentales aseveran que Marruecos no desea en realidad enfrentamiento alguno y que tanto la llamada a consultas de su embajador, el pasado viernes, como posteriores gestos reivindicativos son para exclusivo consumo interno.

Marruecos, según apuntan en Moncloa, vive en un situación de inestabilidad política con un primer ministro nacionalista, Abbas El Fassi, designado hace apenas dos meses por Mohamed VI tras unas elecciones marcadas por la baja participación e importantes tensiones entre partidos. Los sectores más duros, sostienen, no habrían perdonado nunca al monarca que admitiese sin protestar una viaje a lo que ellos califican como territorios ocupados. Pero en realidad, de acuerdo a las citadas fuentes, el rey alauí conocía de antemano la visita porque el propio Don Juan Carlos, «al que trata como tío» -recuerdan-, se la había anunciado.

La prueba de que no hay motivo para la preocupación es, para el Gobierno, que Mohamed VI eludió mencionar la cuestión en el discurso a la nación emitido por la televisión marroquí con motivo del 32.º aniversario de la Marcha Verde. «Es cierto que condenó la visita en un comunicado hecho público tras la reunión del Consejo de Ministros -admiten- pero que no lo hiciera en su alocución es muy importante». María Teresa Fernández de la Vega aseguró además que el diálogo durante los últimos días entre las autoridades de ambos países ha sido muy fluido.

La número dos del Ejecutivo y el ministro de Exteriores coincidieron en subrayar que España y Marruecos se ven abocados «a trabajar juntos» y a «continuar» con la «voluntad de compartir su futuro» porque ambos comparten objetivos y áreas de desarrollo. «Más allá de las discrepancias -insistió la vicepresidenta- las buenas relaciones van a permitirnos volver a la situación de normalidad».

Ese convencimiento es, precisamente, el que lleva al Gobierno a calificar como «enormemente positiva» la histórica visita de los Reyes a Ceuta y Melilla. Ha sido buena para Don Juan Carlos, dicen, «porque deseaba hacerlo»y buena para los ciudadanos de las dos ciudades porque «llevaban mucho tiempo esperándolo». «Nunca fue posible -subrayan- y si lo ha sido ahora es por la excelente relación que tenemos con Marruecos».

En una conversación con periodistas una vez terminada la rueda de prensa del Consejo de Ministros, De la Vega aseguró que no hay «nada que negociar» con Marruecos sobre Ceuta y Melilla porque se trata de «ciudades españolas». En la charla con los periodistas, insistió en las discrepancias no va a tener efectos negativos en los distintos ámbitos de cooperación porque existe una «relación muy engrasada».

Optimismo

En la misma línea, la ministra de Administraciones Públicas, que acompañó a los Reyes en su visita, opinó que las relaciones con Rabat «están muy consolidadas, con muchas vertientes, y estoy segura que en muy poco tiempo veremos que las relaciones volverán a lo que solían: a unas estrechísimas relaciones entre dos países amigos».

«Esa buenísima relación -explicó Elena Salgado- permite pequeños desencuentros como el que, sin duda, se ha producido con motivo de este viaje». A la pregunta sobre quién había tenido la iniciativa, la ministra afirmó que partió «de los Reyes, que han manifestado su deseo de visitar estas dos ciudades, pero con el apoyo del Ejecutivo. No hubiera sido posible hacerlo sin el apoyo del Gobierno».