MIEDO. Una escena de la tétrica 'Silencio desde el mal'.
Cultura

Mejor te callas

A James Wan le debemos Saw, una modesta cinta de terror y suspense que insufló vida al género hace menos de un lustro e inauguró una franquicia taquillera que dentro de nada lanzará su cuarta entrega. Ahora, el director del filme original cambia de aires, sin abandonar el terreno del sobrecogimiento, y se mete de lleno en las raíces del miedo de la mano de Silencio desde el mal, un título que busca el horror atávico y contentará especialmente a los aficionados a las películas de miedo de los años ochenta. Esta parece ser la principal fuente de inspiración de una propuesta eficaz, que pudo verse en el reciente festival de Sitges, donde el personal sentado en la sala oscura saltó más de una vez de la butaca ante el aluvión de sustos que vertebran una obra no apta para cardiacos.

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Silencio desde el mal es un entretenido cuento macabro, en la línea de Creepshow y sucedáneos. Su motor es la historia de Mary Shaw, una ventrílocua que enloqueció en el tranquilo pueblo de Ravens Fair. Acusada de ser la causante de la desaparición de un niño, los habitantes del lugar la persiguieron poseídos por la rabia, le cortaron la lengua, la mataron y la enterraron con su colección de muñecos. Ahora, ha regresado para vengarse.

Y si el resultado no te aterroriza, siempre queda el consuelo de ver a la top model Amber Valletta, a quien sin duda recordaréis haciendo el ganso en Hitch.