ESPAÑA

Mohamed VI condena la «lamentable» visita de los Reyes a Ceuta y Melilla

La visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla mereció ayer la «condena» y «denuncia» del Rey Mohamed VI de Marruecos, quien ofreció mantener un «diálogo responsable» sobre el futuro de las relaciones entre ambos países. El monarca ordenó distribuir un comunicado sobre la polémica visita real a las ciudades autónomas españolas antes de su discurso de conmemoración de la Marcha Verde, por la cual hace 32 años Marruecos se anexionó el Sahara Occidental. Se esperaba que Mohamed VI aprovecharía el discurso conmemorativo en un día tan señalado para subrayar su apoyo a la integridad territorial del país mediante una alusión explícita a la cuestión de la visita real a las dos ciudades autónomas españolas del norte de África, pero finalmente no lo hizo.

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El rey de Marruecos se refirió únicamente en ese discurso solemne a la voluntad de mantener el «espíritu» de la Marcha Verde con el fin de «preservar» la unidad y la soberanía «tanto en el norte como en el sur».

Pero en ambas oportunidades el monarca alauí expresó claramente su inequívoco apoyo a esa integridad territorial y tampoco dejó duda alguna, en el comunicado previo, sobre la consideración que le merece la visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla: fue «lamentable».

El discurso

En el día en que los marroquíes festejan que hace 32 años de aquella Marcha Verde que amplió sus fronteras hacia el sur, Mohamed VI se apoyó en la reunión del Gobierno que presidió en Casablanca para emitir un comunicado específico sobre la polémica visita de los Reyes Juan Carlos I y Sofía.

Mohamed VI calificó ese viaje de «paso contraproducente», del que aseguró que «ataca los sentimientos patrióticos sólidamente arraigados entre todos los componentes y sensibilidades del pueblo marroquí».

El rey, que la semana pasada ordenó la llamada a consultas a Rabat del embajador marroquí en Madrid, Omar Azziman, dijo que la primera visita oficial de los Reyes de España a Ceuta y Melilla es un «acto nostálgico de una era sombría y decididamente superada».

«Es necesario que las autoridades españolas asuman su responsabilidad en cuanto a las consecuencias (de la visita) que podrían poner en peligro el futuro y la evolución de las relaciones entre los dos países», según declaró el monarca alauí.

Mohamed VI afirmó incluso -después de que el Parlamento marroquí celebrara el lunes una sesión extraordinaria en la que apoyó la acción del monarca- que la visita constituye una «flagrante falta de respeto por parte del Gobierno español de la letra y el espíritu del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación de 1991».

Tampoco eludió vincular la visita -contra la que se manifestaron en todo el país unos miles de personas, sobre todo en las fronteras con Ceuta y Melilla- con una utilización política de carácter «interno» español. Esta interpretación en clave de política interna española es la que han repetido durante los últimos días los medios de comunicación marroquíes, sobre todo los impresos, donde se pudo leer que la visita real a Ceuta y Melilla servía ante todo intereses electorales del Gobierno español, que preside José Luis Rodríguez Zapatero.

Diálogo

Por ello, Mohamed VI apostó por entablar con España un «diálogo honesto» y por lo que calificó de «aproximación prospectiva» con el fin de que ambas partes mantengan una relación «franca y abierta» sobre el futuro que, advirtió, «garantice nuestros derechos de soberanía y que tenga en cuenta los intereses de España».

En el día festivo dedicado a elogiar al Marruecos que consiguió ampliar su territorio mediante la anexión del Sahara Occidental, Mohamed VI insistió en las «líneas rojas» que Rabat no está dispuesto a aceptar en la negociación internacional con el independentista Frente Polisario sobre el futuro de la antigua colonia española.

Marruecos «no aceptará nada más que la autonomía para el arreglo de la cuestión del Sahara, en el marco de un Estado unido y unificado», subrayó el rey, quien se dijo respaldado por la comunidad internacional en su plan para conceder esa fórmula de administración a ese territorio que excluye la vía a la independencia.

Para Marruecos no existe, por lo tanto, otra forma de arreglar, «de manera definitiva», como dijo el propio Mohamed VI, el asunto del futuro del Sahara Occidental puesto que todos los planes anteriores presentados para intentar un arreglo a este viejo contencioso resultaron «estériles».