COMIDA PREPARADA. La pasta y la comida preparada le están ganando el pulso a los guisos.
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La pasta le ganó a los garbanzos

La falta de tiempo y el ahorro en la cesta de la compra han llevado a las familias gaditanas a cambiar sus hábitos de alimentación

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Se acabó el cuchareo. Lejos queda la bonita estampa de mamá con el delantal puesto haciendo un buen guiso de patatas o un delicioso puchero. Las casapuertas ya no huelen al refrito de ajo, pimiento y cebolla. El estrés de la vida diaria está ganándole la batalla a la dieta mediterránea. La pasta, por ejemplo, se impone en las mesas de los gaditanos frente a los guisos.

La gente no tiene tiempo para nada. Va corriendo del trabajo, a la compra, a recoger a los niños de la guardería y otra vez al trabajo hasta las tantas de la noche. Hay que pagar las facturas y en lo que menos piensan las familias de hoy es en poner una buena olla de lentejas. Hasta la cesta de la compra hay que llenarla rápido porque el coche está en doble fila y la lavadora se quedó encendida. Y con tan poco tiempo libre las jóvenes parejas optan por la pasta, el arroz y los productos precocinados. Este periódico pudo comprobar la pasada semana cómo las economías domésticas se han apretado el cinturón y son más proclives ahora a las marcas blancas. Una cesta mensual puede ser hasta 90 euros más barata que una de marcas más conocidas.

Las palabras de José Fernández reflejan perfectamente este modo de vida. «No hay tiempo para nada. Compro el tomate frito de bote, mucha pasta y cosas que se hagan rápido porque no puedo entretenerme». Y es que parece que el cuchareo ha quedado solo para las antiguas amas de casa, como María Dolores, que asegura que siempre tiene una buena cacerola en la candela.

Los consumidores buscan productos baratos y que no les compliquen mucho la existencia, de ahí el gran éxito de las líneas blancas de los supermercados que ofrecen por un módico euro una lasaña que está lista para comer en cinco minutos. Algo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que las familias sufren las subidas en las hipotecas, en las facturas de la luz y ya hasta en la leche que está prácticamente al mismo precio que la gasolina, un euro el litro. Pero tantas prisas no son buenas y Joaquín Rodríguez, especialista en nutrición, advierte que «estos malos hábitos comienzan a pasar factura». Cada habitante en la provincia de Cádiz, según un estudio realizado por Nutricare, consume 631 kilogramos o litros de alimento al año, 38 más sobre las indicaciones de una alimentación equilibrada (593 kilogramos o litros de alimento), según la pirámide de la nutrición impulsada por la OMS y la SEN (Sociedad Española de la Nutrición). Este mayor consumo de calorías descansa sobre todo en un excesivo uso de carne, precocinados, bollería, pastelería y refrescos. El mayor aporte de calorías, unido a una menor actividad física, facilita la elevada incidencia de sobrepeso en Andalucía y, además, cerca del 60% de enfermedades crónicas.

La pirámide de la alimentación se encuentra desequilibrada. Esto motiva un incremento de enfermedades que van desde el infarto de miocardio al cáncer de colon, pasando por la diabetes o la osteoporosis. Y la solución para acabar con esta catástrofe es volver a la famosa dieta mediterránea donde aceite oliva, frutas y hortalizas son los protagonistas.