MILENIO

Lo esperado

AYER, en la anunciada cumbre de las familias andalucistas (PA y PSA) en Sevilla, más algún que otro caminante solitario y romántico del andalucismo moderno, no se llegó a ningún acuerdo; o todo lo contrario: que cada una de estas almas andalucistas se planteasen en solitario su travesía del desierto y le plantase cara, individualmente, a los tiempos globalizadores que se anuncian y se divisan en lontananza.

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Y era lo esperado, cuando menos. Se había anunciado que las respectivas cúpulas de poder de las dos organizaciones andalucistas citadas iban a ceder sus instancias de influencias, especialmente el PA de Julián Álvarez, caminante curtido en numerosas travesías del desierto del heredero histórico de aquel PSA que logró cinco escaños en el Parlamento nacional de 1979, en beneficio del bien general de la realidad andaluza; en este marco expectante se sumó, 'in extremis', el colectivo 'Reconstrucción Nacional de Andalucía', con su líder al frente, el ciudadano Antonio Calderón. Sin embargo, las luces se tornaron en sombras y las expectativas en miradas huidizas. Una vez más.

Y es que en todo debate para administrar parcelas de poder, es imposible que la fuerza dominante ceda parcelas de influencias en beneficio del recién llegado. Que es lo que ha sucedido en la tierra sevillana entre PA y PSA.

Llama la atención, en cualquier caso, que en ningún momento apareciera por el lugar de autos Pedro Pacheco, líder natural del andalucismo gaditano pese a quien pese, lo mismo que el liderazgo del andalucismo sevillano tiene nombres en abundancia. En cualquier caso, los cronistas andaluces más advertidos y avezados sobre cuestiones andalucistas echaron en falta el protagonismo de andalucistas malagueños y granadinos. Estarían en otra ventura política, se supone.

Al final, pues, no habrá 'alternativa' andalucista real ni de 'bisagra' a la IU-CA que se mantiene expectante y en silencio estos días para no perder su meritoria condición de 'tercera fuerza' en liza de la política andaluza. Así, pues, ¿quién puede alterar el plácido sueño socialista en esta tierra?