Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizJerez
ALTAR. San Martín de Porres recibe culto en Jerez en el convento de Santo Domingo.
Jerez

San 'Martinito' de Jerez

San Martín de Porres, uno de los santos más populares de la Iglesia, celebró en la comunidad dominica jerezana su reciente festividad

MANUEL SOTELINO
JEREZ Actualizado:

Apenas había veinte personas en la iglesia conventual de Santo Domingo. Una señora mayor estaba sentada a la vera de la pequeña capilla que San Martín de Porres tiene a un lado de la nave central. ¿O quizá la nave central es la otra en Santo Domingo? No sé. El caso es que era el día de San Martín y el cura lo mencionaba en el prefacio de la Eucaristía. Al mulato peruano, conocido popularmente como fray escoba, le brillaba el rostro de forma especial. Cuenta la historia de su vida que fue un hombre dedicado a los más necesitados de Lima, que cuando iba a hacer las compras se quedaba sin un centavo de camino al mercado porque no podía resistir la tentación de dárselo a los pobres que encontraba a su paso. El milagro, según cuenta la tradición, se realizaba cuando el pobre Martín volvía al convento y veía cómo la cesta iba cargada de los más exquisitos manjares. Dios provee, dice el dicho cristiano, y Martín lo llevaba marcado a fuego en su vida.

Acabada la misa, un fraile dominico se para en el altar de San Martín. Hay algunas velas encendidas, quizá por un favor concedido, probablemente por una acción de gracias atendida, algunas simplemente encendidas como un acto de fe en el Santo. «Aunque la devoción a San Martín está un poco perdida en Jerez -comenta el fraile-, quedan rescoldos, unas brasas importantísimas». Después de ponerse el escapulario blanco tras haber celebrado la misa, el padre sigue su conversación subrayando que «son los más pobres lo que vienen a verlo. Además lo hacen de una forma muy anónima, sin querer llamar la atención. Y muchos gitanos que también observo que entran a verlo».

Triángulo de fe

Fray escoba, junto con Santa Rosa de Lima, patrona de América, y San Juan Macías «conformaron un triángulo maravilloso de fe y testimonio en el Perú del siglo XVI», subraya el fraile.

San Martinito, como lo llaman en su América natal, también tiene su lugar de contemplación en Jerez, y una devoción muy arrigada aunque parezca secreta. Hace unos días fue su festividad y en la iglesia había unas veinte pesonas alrededor del mulato humilde y sencillo. Un San Martinito que con su escoba milagrosa ha barrido muchos males.