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El rey del silencio

Parar el tiempo en la televisión para dejar paso al silencio es una osadía, pero no un acto revolucionario. Jesús Quintero lo practica desde hace dos décadas. Sabe que, aunque él se calle, el proceso comunicador no se interrumpe, porque la imagen sigue mandándole mensajes al telespectador. Es una forma de funambulismo, aunque con red. Pero el periodista andaluz fue también equilibrista sin protección. Acababa de comenzar la década de los ochenta cuando inventó el silencio en la radio, un auténtico reto, porque corría el riesgo de que el oyente pensara en una avería y cambiara de emisora, que eso sí se podía hacer en aquel tiempo en las ondas, aunque no en la tele. Quintero creó escuela y de la radio pasó a la televisión, el medio estrella por excelencia y el que lo encumbró. Desde entonces, la carrera de este onubense ha estado jalonada de éxitos, porque pocos han cultivado el género de la entrevista como él. José María Íñigo, Mercedes Milá o Ángel Casas dejaron huella con sus charlas en la pequeña pantalla ante personajes de todo tipo, pero fue Quintero quien le dio una vuelta de tuerca al estilo de conversar con un invitado de excepción. Otra de sus iniciativas fue darles cancha a una serie de personajes marginales, algo en lo que también es único.

JUAN ANTONIO MORGADO
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Los programas de Quintero son una asignatura de periodismo por sí solos. Su entrevista con Rafael Escobedo -único condenado por el asesinato de los marqueses de Urquijo- debería verse en todas las facultades en las que se forman los futuros profesionales de la información. Personalmente, también me impactó su conversación con el Beni de Cádiz, un cantaor con una gracia a prueba de casting y una fuerte personalidad.

Jesús Quintero ha vuelto ahora a Canal Sur, tras su salida de Televisión Española por la no emisión de una entrevista que le había hecho a José María García. Conocido como El Loco de la Colina, su programa Ratones coloraos muestra la cara menos conocida tanto de famosos como de gente de la calle. En su última entrega, el ex banquero Mario Conde se deja llevar por el estilo intimista de Quintero y se desnuda medio mes después de la muerte de su mujer. Cabizbajo su interlocutor casi todo el tiempo, el periodista lo lleva a su terreno y redondea una faena en su línea de gran entrevistador que sabe tratar por igual a todos sus invitados.