FRONTERA CERRADA. Cientos de personas se vieron obligadas a guardar cola en el Tarajal.
ESPAÑA

Polémica lejana

La vida cotidiana de las ciudades marroquíes cercanas a Ceuta no se inmuta ante la visita de los Reyes

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

LOS que han ido alguna vez a Marruecos en su vehículo particular comparten esa sensación de que, atravesar cualquiera de las fronteras del país vecino, es como jugar una partida a la Oca. Uno sólo está seguro de su casilla de salida, pero el resto de los pasos los guía la suerte y la picaresca. Hay que ir bien pertrechado de paciencia.

El paso del Tarajal vivía ayer por la mañana ajeno a la excitación que predominaba en la cercana Ceuta. Mientras los ceutíes contaban las horas para que se produjera la visita de los Reyes,a tan sólo tres kilómetros, en la emergente localidad de Fnideq (Castillejos, durante la época del Protectorado), eran muy pocos los que comentaban la noticia. Nada de acciones de protesta. «El Rey de España es amigo», comentaba un vendedor de fruta a las puertas de un concurrido mercadillo ambulante.

«Plátanos de Agadir, mandarinas de Larache», repetía con ritmo al visitante. «Esos problemas son cosas de políticos, nosotros sólo intentamos ganar dinero para sacar adelante a nuestras familias», acotaba.

Sin imágenes

Grabar imágenes, aunque sea en la vía pública, puede provocar problemas en Marruecos, donde el Gobierno tiene ojos en cada esquina, ya sean de uniforme o de paisano. Tres periodistas españoles que se desplazaron desde Ceuta comprobaron cómo, hasta tres veces, les indicaron que no podían hacer su trabajo sin una autorización expresa. Pero cuando el agente se alejaba, decenas de niños se acercaban para que alguien les hiciera una foto, aunque les sirviera de poco. «Bueno, si no me la das hoy, el próximo día me traes una copia, vale», decía sonriente uno de los menores que paseaba junto a una pandilla de amigos.

En Castillejos, un grupo de operarios instalaba mástiles con banderas de Marruecos en cada glorieta. ¿Una fiesta cercana o contraprogramación patriótica? Un poco de todo. El país vecino conmemora un nuevo aniversario de la Marcha Verde, la invasión 'pacífica' que los alauitas realizaron sobre el Sahara español. Peliaguda efeméride.

Dudas

Algunas preguntas incomodan más que otras, sobre todo si las formula un extranjero. Una periodista sevillana le interpeló a un viandante: «¿Ceuta debería ser de Marruecos?». «Eso es una cosa que habría que estudiar», respondió en tono sereno.

Pero esta localidad crece a la sombra de Ceuta. Castillejos es un centro de distribución de productos españoles y, además, sus condiciones naturales -sobre todo sus playas mediterráneas- le auguran un futuro turístico de primer nivel. Por si eso fuera poco, el rey de Marruecos ha establecido allí una de sus residencias de verano.

Una visita de apenas tres horas no sirve para establecer un criterio definitivo, pero la incomodidad ante la visita del Monarca español se antoja más oficialista -y con epicentro en Rabat- que real.

Sorpresa

En esta localidad hasta es posible agilizar por unos pocos euros los trámites de aduana que a veces se demoran horas. Si la salida de Marruecos fue peculiar, desde el punto de vista burocrático, el regreso a España ayer fue toda una sorpresa desagradable, una pequeña odisea.

Las autoridades españolas ordenaron a las cinco de la tarde impedir el paso de cualquier persona o vehículo. ¿El motivo? Un coche sospechoso -Mercedes negro sin placas de matrícula trasera- que habían dejado abandonado cerca del control de pasaporte, en la parte española de la frontera del Tarajal.

Cientos de personas, que conforme fueron pasando los minutos se convirtieron en miles, atrapados en una estrecha franja de terreno. Niños pequeños, ancianos, turistas, potentados. Nadie se libró de la espera que se prolongó durante más de hora y media. La normalidad llegó sobre las siete de la tarde.

«Si esto es por el Rey de España, mejor que se hubiera quedado en Madrid, que allí está más seguro», relataba uno de los compañeros de fila harto de la espera.

Las lógicas medidas de seguridad sí están provocando malestar entre los usuarios de la frontera. Los marroquíes habitantes de la provincia de Tetuán, por ejemplo, tienen permitida la entrada y salida de Ceuta por una horas sin necesidad de permiso de residencia. Ese privilegio se suspendió ayer hasta que dure la visita real.