La cuatro azafatas españolas Mercedes Calleja, Tatiana Suárez, Sara López y Carolina Jean atiendendo a los medios de comunicación, la pasada noche en Torrejón. / EFE
ESPAÑA

«Lo peor fue saber que nos llevaban a la cárcel»

Sara, Tatiana, Carolina y Mercedes recuerdan a sus compañeros y aseguran que pensaban que el traslado de los niños «era un vuelo humanitario»

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«FUERON muchos peores momentos, pero el peor fue saber que nos llevaban a la cárcel». Sara López, la azafata que mientras era interrogada en un tribunal de la capital chadiana declaró que estaban «jodidísimos» y se encontraban en «condiciones totalmente infrahumanas», era ayer quizá la más ojerosa, pero también la más dicharachera de las cuatro españolas puestas en libertad gracias a la capacidad de persuasión de la presidencia francesa sobre su antigua colonia.

Tanto ella como la jefa de cabina Tatiana Suárez y las auxiliares de vuelo Carolina Jean y Mercedes Calleja no ocultaban su alivio y alegría en su primera comparecencia ante la prensa en la 'sala ministerial' del pequeño aeropuerto de Yamena, a punto de embarcar en el avión del presidente francés.

«Todavía no nos los creemos. Mientras estábamos detenidas se te pasa de todo por la cabeza. Lo único que ahora queremos es ver a nuestras familias», manifestaba una, tratando de hacerse a la idea de que la pesadilla, de la que salieron a primera tarde de ayer, cuando abandonaron la tenebrosa prisión de Yamena, había terminado. Faltaba que el avión despegara y emprendiera vía a Europa para que el alivio fuera total.

Idealistas, no criminales

En la capital francesa les aguardaba un Falcon del Ministerio español de Asuntos Exteriores para que les llevara hasta Madrid. Mientras el presidente francés se entrevistaba con su homólogo chadiano, el dictador Idriss Déby, se abrían primero las puertas de la cárcel para que el tribunal de primera instancia de la polvorienta capital de Chad dejara libres a las azafatas y a los periodistas Marc Garmirian, Jean-Daniel Guillou y Marie-Agnès Peleran, que hacían un reportaje sobre las actividades de la ONG francesa El Arca de Zoé en el este de Chad. Tanto Guillou como Peleran (ella, activista de la ONG) aseguraron ayer en la misma sala que las azafatas españolas que los miembros de El Arca de Zoé «son idealistas, no criminales».

Una de las azafatas españolas aseguró que «en todo momento pensamos que se trataba de un vuelo humanitario. Nosotros no hacemos vuelos regulares, sino que nos contratan, y en este caso nos dijeron que eran niños enfermos y que necesitaban ayuda y por eso debían ser trasladados a Europa. No tenemos la certeza de si eran culpables o no».

Una buena relación

Las azafatas dijeron que mientras estuvieron en Abéché, la localidad del este de Chad junto a la frontera de Sudán, donde fueron detenidas y durmieron en una comisaría, no pensaron que la situación fuera muy grave. Todo cambió cuando el viernes las llevaron a Yamena e ingresaron en una cárcel. «Al principio no parábamos de llorar, pero después nos tranquilizamos. Las autoridades chadianas nos trataron relativamente bien. La relación entre todos los miembros de la tripulación fue siempre muy buena. El comandante era como nuestro padre, nos decía lo importante que era mantener la cabeza fría».

Antes de que fueran puestas en libertad, los siete tripulantes del avión de la compañía Girjet incautado en Abéché hicieron llegar al exterior, a través de Reporteros sin Fronteras, un comunicado con el nombre de todos ellos: «Las condiciones son pésimas, pero tenemos muchos ánimos. No os preocupéis, esperamos que nos estéis apoyando y que podáis hacer todo lo posible para sacarnos. Gracias». Las azafatas tuvieron antes de despedirse palabras de ánimos para el comandante Agustín Rey, el copiloto Sergio Muñoz y el auxiliar de vuelo Daniel González, que deberán comparecer hoy ante un juez de instrucción en Yamena.