Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Opinion

La droga y los jóvenes

La socialización del consumo de drogas es uno de los grandes peligros al que se enfrenta las comunidades del siglo XXI. El fácil acceso al hachís, la cocaína o las drogas sintéticas; su bajo precio --una raya es más barata que un cubata en una discoteca-, y su arraigo en estilos de vida sugerentes para muchos jóvenes han provocado que en Cádiz uno de cada cuatro adictos en rehabilitación sea menor de edad y que otro gran porcentaje tenga edades entre los 18 y 25 años. Cada vez es más habitual que adolescentes lleguen a centros especializados atrapados en la droga, en sus más diversas variedades, el alcohol e incluso en el uso descontrolado del teléfono móvil e Internet. También hay casos de chicos que se introducen en el mundo del trapicheo para financiar su consumo o de chicas que optan por la prostitución con el mismo fin. Este panorama, muchas veces ajeno a los propios padres -incapaces de imaginar este escenario-, llama la atención sobre el fracaso en la formación de los jóvenes para enfrentarse con autoestima y seguridad a la opción personal de rechazar las drogas y sobre la necesidad de insistir en la lucha contra la drogadicción y en la búsqueda de nuevas fórmulas para evitar el consumo masivo de sustancias estupefacientes.

Actualizado:

Es evidente que la combinación de la osadía juvenil, la ausencia de miedo y el fácil acceso a las drogas es un coctel mortal. Por ello sólo cabe insistir en dos caminos fundamentales: la educación y la eficacia policial en la lucha contra el narcotráfico.

Los jóvenes necesitan un aprendizaje previo y unos valores sólidos que les permitan rehusar el consumo de drogas y ello sólo es posible si el binomio familia-escuela funciona de forma coordinada y en la misma dirección. La sociedad de consumo ofrece a los chicos mensajes contradictorios y en muchas ocasiones erróneos sobre los efectos de las drogas y sólo se puede luchar contra ellos si existe una tolerancia cero respecto a conductas y mensajes confusos sobre la existencia de ficticios beneficios de estas sustancias. Es preciso que estos chicos y chicas conozcan con toda su crudeza el peligro del consumo y la deriva a la que se pueden ver abocados. Sólo así podrán plantarle cara.