Una de las jugadas polémicas del partido de ayer./ Óscar Chamorro
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La nave azulina se hunde

La derrota azulina en Carranza vuelve a meter al Xerez en los puestos de descenso directo Méndez realizó cambios en el once, pero los xerecistas nunca estuvieron cerca de la victoria

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La nave azulina se hunde. Navega sin rumbo y entre excusas que a estas alturas de la temporada no pueden ocultar que la zona de descenso comienza a ser algo habitual en la vida del azulino. Por si todavía quedaba alguno sin darse cuenta, el xerecismo ya sabe que en la séptima temporada consecutiva en Segunda División el sueño del ascenso deja paso a la pesadilla del descenso.

Queda un mundo en forma de treinta y una jornadas. Tras la derrota en Carranza -por enésima vez injusta desde el prisma azulino-, ni mucho menos se miran como un gran margen para escalar, sino como un largo desierto de sufrimiento para mantener la categoría. Es cierto que el clásico contra el Cádiz todo lo aumenta, todo lo exagera, pero esta plantilla ya ha tenido tiempo para hacer dos pretemporadas y lo cierto es que todavía no ofrece resultados. Míchel, Momo, Aarón o Porato quedan muy bien en los cromos, pero sobre un terreno de juego sólo han logrado un triunfo.

Al menos, ya se reconoce que la situación es muy complicada y que por encima de todo se necesitan puntos que aflojen la soga que ya amenaza el cuello de los xerecistas.

Está a punto de aterrizar un nuevo entrenador al que le espera la mayor papeleta de los últimos siete años: sacar al Xerez de una situación en la que no está acostumbrado a caminar.

Los nervios de Porato

Los primeros veinte minutos de juego sirvieron de carta de presentación de Porato. Una puesta en escena que evidenció que Stephane no lo para to. Abraham Paz dio un sustito en la primera jugada a balón parado, y a la segunda dejó todas las vergüenzas del francés al descubierto al colarle el cuero entre las piernas. La jugada fue una catarata de errores azulinos: Lobos recibe solo en corto, le dejan centrar y Abraham -el mejor cabeceador de los cadistas- remata en solitario entrando por el segundo palo.

Un Cádiz intenso y relanzado por el gol y por el grito de su afición busca entonces sentenciar el derbi cuanto antes y se vuelca sobre la portería de un más que inseguro Porato. Lobos, organizador de la fiesta amarilla, lanzó un duro disparo desde unos veinticinco metros que pegó en la cepa del palo. Sólo un preludio del segundo tanto de Abraham, de la segunda cantada de Porato.

La situación fue similar a la del primer tanto: otra jugada a balón parado, otra vez Abraham y nuevamente Porato contribuyendo a la victoria del Cádiz. El portero francés salió en falso sin golpear con contundencia el esférico para que Paz remachara otra vez al fondo de las redes.

A la segunda bofetada el Xerez comenzó a despertar pues sólo había sido capaz de asomar por el área de Contreras en un par de veces. La cuestión es que el problema ya era demasiado grande y el lastre dejado por Porato muy pesado. El equipo estaba descompensado, pues la pegada de Míchel y Yordi quedaba damnificada por los temblores de la línea defensiva. El grandullón madrileño indicó el camino con un fuerte disparo a la media vuelta que pegó en el palo de la portería del Cádiz. Al Xerez le bastó enseñar los dientes para que el Cádiz reculara. Las torres azulinas fabricaron el gol del Xerez justo antes del descanso para preparar lo que parecía la remontada para la segunda parte. Pero la intención se quedó en el vestuario pues desde el banquillo no se estuvo del todo acertado con los cambios en la segunda parte. Mientras Míchel y Yordi continuaban tratando de tira del carro, Méndez quitaba posibles socios ofensivos y dejaba a Abel Aguilar hasta el final del encuentro. Es cierto que tanto Dani Zúñiga como Navas aportaron peligro, pero igualmente Samuel y Carlos Calvo estaban siendo de los mejores azulinos sobre Carranza. Yordi luchaba cada metro, cada balón e incluso bajaba a la zona ancha para iniciar la jugada, pero la falta de paciencia y los nervios en defensa fueron apagando poco a poco las opciones de los hombres que ayer dirigía Antonio Méndez. Porato estuvo bastante acertado bajos palos en la segunda parte, pero el peligro y la incertidumbre florecían cada vez que el francés recibía el cuero en sus píes. A base de regates inoportunos se ha ganado un puesto en el banquillo en cuanto Chema se recupere. Será una decisión que se tendrá que ahorra el nuevo técnico del Deportivo. Ése que tiene que lanzar un salvavidas y afrontar una de las peores situaciones de los últimos años.

sgalvan@lavozdigital.es