CELEBRACIÓN. Esta fue la imagen más repetida ayer. / NURIA REINA
FÚTBOL SALA DIVISIÓN DE PLATA

Festival goleador de un Virgili que no tiene piedad del Caravaca de la Cruz

Los locales resolvieron con facilidad un partido que ya iba 5-0 al descanso La próxima jornada, los gaditanos visitan la complicada pista del Pinto

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Los chicos de Juan Carlos Gálvez querían lavar el mal sabor de boca que dejaron a sus aficionados en el último partido en casa. Y bien que lo consiguieron, dando toda una lección de fútbol sala al Caravaca de la Cruz, que se vió desbordado por momentos y en ningún momento plantó cara al CD Virgili Fuentemar.

Tras el punto sumado en la jornada intersemanal ante el Nazareno, los amarillos salieron a por todas y se hicieron con el control del partido desde el principio. Los murcianos no podían salir con el balón jugado y se limitaban a jugar en largo hacía su pívot.

Los gaditanos salieron muy concentrados, intentando corregir los errores que les hicieron encajar goles tempraneros en los últimos encuentros. De esta forma, fueron los locales quienes dieron el primer zarpazo en el marcador. Ale del Amor abrió la lata a los cuatro minutos de partido y a partir de ahí los goles comenzaron a caer uno tras otro para un Caravaca que fue un juguete roto en manos de los gaditanos.

El 5-0 con el que se llegó al tiempo de descanso dejaba claro que sólo había un equipo sobre la pista del Fernando Portillo. Con este marcador, los locales incluso se relajaron en su juego, conscientes de la necesidad de estar frescos para afrontar su desplazamiento a Pinto.

Poca fue la historia de la segunda mitad. El Caravaca utilizó el portero-jugador durante todo el periodo, en el que los goles volvieron a ir cayendo del lado local.

Con todo decidido, el único aliciente era saber cuándo pararía la máquina amarilla de marcar goles. Finalmente, y tras disfrutar de bastantes disparos lejanos que no encontraron el destino deseado, fueron diez los tantos que consiguió el Virgili. Por su parte, los visitantes anotaron su gol del honor a falta de tan sólo tres segundos para el final de un choque sin historiar.

Tras el pitido final, Juan Carlos Gálvez quiso dedicar la victoria «a nuestro presidente, Pablo Isorna, y a los aficionados que cada sábado acuden al Portillo».