Se cumplen 60 años del lanzamiento de Laika, la primera perra astronauta
Murió en pocas horas debido al calor y al pánico, a consecuencia de un fallo técnico
Actualizado:La hazaña de la perra callejera Laika, el primer ser vivo en volar al espacio y que fue precursora de los vuelos tripulados por astronautas, cumple mañana 50 años entre la admiración y el agradecimiento del mundo entero. «Aún hoy en día, no sé si yo soy el primer hombre o el último perro en volar al espacio», dijo Yuri Gagarin, el primer cosmonauta de la historia, poco después de dar la vuelta a la Tierra el 12 de abril de 1961.
Gagarin tuvo que esperar tres años y medio para ver cumplido el sueño del ser humano de surcar las estrellas, odisea que una perra realizó durante varias horas en el Sputnik-2 el 3 de noviembre de 1957.
Un mes después del lanzamiento de la primera nave espacial (Sputnik), el máximo dirigente soviético, Nikita Jruschev, expresó su deseo de conmemorar el 40 aniversario de la Revolución de Octubre con la puesta en órbita del primer cohete tripulado. Ahí aparece Laika, una pequeña perra reclutada en las calles de Moscú y que fue entrenada durante varios años para viajar a lo desconocido.
Laika había sido seleccionada entre centenares de canes porque cumplía con los requisitos físicos -menos de 6 kilos y 35 centímetros de altura-, pero también por su resistencia de perra callejera. Laika superó con nota los mismos exámenes y pruebas que luego se aplicarían a los humanos.
Para satisfacer el capricho de Jruschev, el padre de la cosmonáutica soviética, Serguéi Koroliov, tuvo que improvisar sobre la marcha una cápsula espacial sin módulo de retorno. La suerte de Laika estaba echada: la perra nunca regresaría a la Tierra y sacrificaría su vida para demostrar la resistencia de los seres vivos a los condiciones de ingravidez.
El 3 de noviembre de 1957 la agencia de noticias soviética emitió un despacho en el que comunicaba al mundo que había sido lanzada «una segunda nave espacial» (el Sputnik-2), que transportaba «un contenedor hermético con un animal en su interior».
El vuelo de la perra también permitió a los científicos soviéticos analizar los efectos de la radiación solar y los rayos cósmicos en el organismo.
Mucho más que un perro
Laika viajó en el interior de una cabina provista de un arnés especial para combatir los efectos de la ingravidez, bebió agua a través de unos dispensadores e ingirió alimentos en forma de gelatina.
La perra, cuyos signos vitales fueron relativamente normales durante el ascenso y la entrada en órbita, e incluso ladró varias veces durante su periplo, únicamente sobrevivió durante 5 o 7 horas, pero eso no se supo hasta 2002.
El caso es que la máquina de propaganda soviética temía la reacción de sus ciudadanos y del mundo entero, para quienes Laika era mucho más que un perro. Al parecer, los científicos tenían intención de quitarle la vida tras varios días de órbita, pero un fallo técnico provocó un aumento de la temperatura en el interior de la nave.
El científico del Instituto de Problemas Biológicos de Moscú, Dmitri Maláshenko, desveló el misterio en 2002 durante un congreso espacial en Houston: Laika había muerto debido al calor y al pánico.
En todo caso, la perra rusa se convirtió en una heroína para el mundo entero y su nombre ha sido utilizado en innumerables canciones e incluso una región del planeta Marte fue bautizada Laika .
El Sputnik-2 se desintegraría al reingresar en la atmósfera el 14 de abril de 1958 tras 162 días en órbita. Laika no fue el único «perro astronauta», ya que Belka y Strelka fueron lanzadas al espacio el 19 de agosto de 1960 a bordo del Sputnik-5 pero regresaron a la tierra sanos y salvos.