Vengadores de la ciudad
Los latin kings, que quizá no sea la última rama más deseable de las ínclitas razas ubérrimas cantadas por el padre Rubén, están dispuestos a hacer justicia a su manera y han amenazado de muerte al pobre cretino chuleta que exhibió su valor agrediendo a una chica de 16 años que viajaba en un tren de los Ferrocarriles de la Generalitat. Ante la displicente actitud de los tribunales, han decidido arreglar el asunto de dos patadas y, como son muchos, con que le den dos cada uno va arreglado el desocupado canallita que golpeó a la ecuatoriana. Siempre ocurre lo mismo: cuando hay fallos en la vigilancia, nace el somatén; cuando no funciona Correos, acudimos a Seur y cuando no actúan adecuadamente los mecanismos legales, la gente se toma la justicia por su mano.
Actualizado: GuardarEl agresor racista y borracho, en vez de cambiar de costumbres, ha cambiado de casa. Los latin kings están dispuestos a vengarse y esa banda cumple lo que promete. Incluso a veces cumple lo que no había prometido. No podemos alabar su conducta, pero en este caso concreto la comprendemos. Son muchachos obtusos y valerosos que cayeron por la llamada madre patria con la esperanza de comer habitualmente. O sea, por las mismas razones que nuestros aguerridos antepasados aparecieron en sus respectivos territorios.
Aparte de la grandeza de la gesta, ¿qué sería de la Conquista sin el hambre hereditaria y congénita de aquellos héroes? A los latin kings no les importa el precio del petróleo, porque ellos también lo tienen crudo. Tampoco les preocupa que el proyectado viaje de nuestros Reyes a Ceuta y Melilla no haya sido acogido con un entusiasmo indescriptible. Ellos sólo quieren vengarse. Mientras, nosotros nos preguntamos si Carod-Rovira no será gafe, bien en la variedad manzanilla o sotanoide. Barcelona no se merece esto.