Calle Porvera | Qué razón tienes Pepe, por Silvia Tubio
Actualizado: GuardarPero mi referencia al artículo de Monforte se debe a su comentario sobre esas otras patadas que se dan con pies enfundados en zapatos Martinelli, que se apoyan en los suelos de dignísimos despachos y que ejercen una violencia fina, sin insultos ni heridas, pero que termina por destruir, como si de una muerte lenta se tratara, a la víctima de turno. Ya es hora que dejemos de analizar los abusos que a diario se cometen en los trabajos, en las relaciones personales, en los encuentros esporádicos o en cada situación injusta a la que no se pone remedio porque a la clase política le da miedo meterle mano a los que realmente mueven los hilos de este dolorido mundo. Ha llegado la hora de que el ciudadano se conciencie de que cada vez que calla, mira para otro lado o lo que es peor, colabora ejerciendo de chivato o ejecutor de decisiones intolerables, sólo ayuda a ponerles las cosas más difíciles a sus hijos. Bonita herencia.