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Italia se lanza a la expulsión masiva de rumanos tras un brutal homicidio
El asesinato de una mujer en Roma desata por sorpresa una campaña fulminante, que en realidad nace de las diatribas de la política nacional
Actualizado: GuardarHacía años que en la política italiana no se tomaban decisiones con tanta rapidez. En cuestión de horas el Gobierno ha aprobado un decreto urgente que habilita a los prefectos de cada ciudad, la máxima autoridad policial, para expulsar ciudadanos de otros países de la UE que cometan delitos o, en general, por «motivos de seguridad pública». En la práctica, donde dice extranjeros en Italia se lee rumanos y se preparan miles de expulsiones que ya empezaron ayer mismo, porque esta medida nace de un brutal suceso ocurrido el martes en Roma. Una mujer de 47 años, Giovanna Reggiani, murió tras ser golpeada y violada por un rumano que le robó el bolso y la dejó tirada en un arcén.
No es la primera vez que los telediarios cuentan trágicos casos como este, pero en esta ocasión algo había cambiado en el panorama político italiano. Esa novedad se llama Walter Veltroni, alcalde de Roma y desde hace dos semanas, líder del Partido Demócrata (PD), la nueva gran formación de centroizquierda. Veltroni es por eso el virtual sucesor de Romano Prodi, el actual primer ministro y el jefe del Gobierno en la sombra.
Podía haber sido con otro episodio, pero se ha estrenado como líder con el homicidio de Reggiani. Cuando el suceso apenas era un teletipo más y en una gran muestra de reflejos, Veltroni convocó de inmediato el pasado miércoles por la mañana una conferencia de prensa y exigió mano dura contra la emigración descontrolada.
Era un discurso habitualmente asociado a la derecha, a la que ganaba por la mano en la reacción, y que en realidad le correspondía al Gobierno, al que indicaba la línea política a seguir. Pilló descolocados a todos: la oposición protestó como si hubieran invadido su terreno y el Ejecutivo, a regañadientes por la creciente influencia de Veltroni, sacó un decreto esa misma tarde. Por la noche lo firmó el jefe de Estado, Giorgio Napolitano.
Al día siguiente, la opinión pública leía el suceso y, al lado, la respuesta inmediata e inédita del Gobierno, firmada por Veltroni. Una hábil jugada política pensando ya en las próximas elecciones, de fecha incierta pero próxima. Según la prensa, las primeras expulsiones pueden alcanzar a unas 5.000 personas y se ha empezado por los detenidos en los últimos días y las prostitutas.
Paliza en Roma
El resultado real es que se aborda por la calle del medio un problema creciente de las ciudades italianas. Según denunció Veltroni con un dato que ha calado, pero de fuente desconocida, «no puede ser que el 75% de los detenidos sea rumano». Para desgracia de los rumanos decentes a cada suceso se espera como una coletilla la autoría de uno de sus compatriotas. En la imaginación y los prejuicios populares han sustituido a los albaneses. Desde la apertura de fronteras de este año a Bulgaria y Rumanía la inmigración de este último país se ha disparado: con 550.000 personas son los extranjeros más numerosos de Italia.
En un ambiente político turbio, el riesgo de un gesto en caliente de este tipo se comenzó a ver ayer con la eclosión de numerosas protestas de extrema derecha. La nieta del Duce, Alessandra Mussolini, pidió la expulsión de todos los rumanos «empezando por el embajador». El círculo de la libertad romano asociado a Forza Italia pretende organizar batidas nocturnas de vigilancia y ayer por la noche ya hubo un linchamiento en el que tres rumanos resultaron heridos.
El joven acusado del asesinato y violación de Giovanna Reggiani fue detenido cerca del lugar de la agresión, en un campamento de chabolas de Tor di Quinto, una zona que no es céntrica pero tampoco está en las afueras, un simple barrio periférico. Fue otra rumana la que llevó allí a la Policía, que sorprendió al sospechoso manchado de sangre y con el bolso de la víctima.