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EN EL NERVIÓN. Salah observa el cauce en Bilbao. / M. BARTOLOMÉ
SALAH M. SALAH PRESIDENTE DEL COMITÉ PARA REFUGIADOS DEL PARLAMENTO PALESTINO

«Anápolis no servirá para obtener la paz»

El experto cree que la inexistencia de un plan previo entre Abbas y Olmert inutiliza la conferencia sobre Palestina

JULIA FERNÁNDEZ
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La paz en Oriente Próximo pasa «por el regreso de los palestinos a los territorios de los que fueron expulsados». Así lo dice Salah Mohammed Salah, presidente del Comité Permanente para los Refugiado del Parlamento palestino, y lo hace desde su propio exilio: Salah, de 71 años, tuvo que huir al Líbano con sólo 12 cuando el Ejercito israelí ocupó Tiberias, su ciudad. Hoy sigue viviendo en Beirut y luchando por el reconocimiento de su país. De hecho, fue uno de los fundadores del Frente Popular para la Liberación de Palestina y miembro del Comité Ejecutivo de la OLP.

-Sesenta años después de la constitución del Estado israelí, ¿cuántos refugiados hay?

-Hemos pasado de un millón de personas a siete millones, y estamos repartidos por varios países: Líbano, Jordania, Siria y Egipto. Las condiciones en las que vivimos son, además, adversas, tanto políticas, como económicas y sociales. Son parecidas a las que vive el pueblo palestino en Cisjordania, Gaza y el propio Estado israelí.

-¿Qué papel juega en todo esto la comunidad internacional?

-En 1948, Naciones Unidas adoptaron la resolución 194, que exige el retorno de los palestinos a sus hogares. Además, se formó un comité de seguimiento formado por EE U., Francia y Turquía. E, incluso Israel, como miembro de la ONU, prometió cumplirla. Hoy todavía no lo ha hecho y sigue mostrándose intransigente. Y nadie ha conseguido que se haga efectiva. Por lo tanto, han permitido que se perpetúe la situación de sufrimiento de los refugiados. La pregunta es ¿por qué algunos países europeos y EE. UU. envían tropas a otros sitios para cumplir con ciertas resoluciones de la ONU y aquí no?

-¿Quiere una intervención activa?

-Yo no pido que manden soldados, sólo que cumplan con lo que han promovido antes, que se comprometan moralmente y que hagan la presión política necesaria. De momento, sólo se ejerce presión contra los palestinos para que dejen de reivindicar sus derechos.

-¿Y los países árabes qué hacen?

-La situación no es mejor. La Liga Árabe aprobó una decisión histórica en 2002 para poner fin al conflicto, pero no plantearon el problema de los refugiados palestinos. Esto significa que nos han abandonado a nuestra suerte y que ya no están comprometidos con la resolución 194.

Europa, responsable

-Si vuelven los palestinos ¿a dónde van los judíos? No hay sitio para todos.

-No hay que olvidar que los propietarios de las tierras son los palestinos, a los que se nos expulsó. Además, el Gobierno israelí ha invitado a los 15 millones de judíos que hay en el mundo a que se instalen allí; cómo no van a caber, entonces, los 7 millones de refugiados.

-Europa fue quien, de algún modo, dirigió a los judíos a Oriente Próximo. ¿Es la culpable del conflicto?

-Evidentemente los países occidentales de entonces asumen una gran parte de la responsabilidad. En especial, Gran Bretaña y Estados Unidos. Israel es el único Estado constituido mediante una resolución de la ONU, que le dio el 54% de la Palestina histórica cuando los judíos no poseían más que el 6% y su población no alcanzaba el 31% de la población autóctona. Actualmente, ocupan todo y los países europeos no hacen fuerza.

-¿Qué esperan de la conferencia de paz de Anápolis?

-No somos optimistas. No servirá para obtener la paz. Se sabe que se han mantenido siete reuniones previas entre Abbas y Olmert para llegar a un plan consensuado entre ellos y no lo han conseguido, ni siquiera con las visitas de Condoleezza Rice. Hasta el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha pedido que se posponga. Pero a parte de esto, creemos que carece del valor y la importancia para que abra el perseguido camino hacia la paz en la zona.

-¿La salud de Olmert puede influir de algún modo?

-No, ni de cerca, ni de lejos. Como tampoco lo hace la ausencia de Ariel Sharon desde hace casi dos años. La política israelí depende de la estrategia que se marcó al crearse el Estado y no de los personajes ni de las figuras que ostenta el poder en cada momento.