Uno de cada cuatro adictos que reciben tratamiento en centros de la provincia es menor de edad
Las asociaciones antidroga aseguran que nadie «por debajo de los 20 años» requería este tipo de terapia hace un lustro Los especialistas piden más recursos para luchar contra el aumento de problemas mentales relacionados con las drogas
Actualizado: GuardarLa intensa satisfacción con la que a principios de semana, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, aseguró que el consumo de drogas entre los menores de 14 a 18 años había descendido por primera vez desde 1994, durante su comparecencia ante la comisión compuesta por miembros del Congreso y el Senado para el estudio del problema de la droga, refleja el grave problema al que se enfrenta la sociedad española y la impotencia de las instituciones ante un obstáculo que se agrandaba a una velocidad mucho mayor de lo que lo hacían las soluciones.
Este puñal clavado en pleno corazón del estado del bienestar ha provocado especial daño en la provincia gaditana. Cádiz es la zona de Andalucía donde mayor es el consumo medio por habitante de estupefacientes, algo que lleva ocurriendo desde la explosión de la heroína en la década de los ochenta . Según los últimos datos recopilados por la Junta, un 3,1% de los gaditanos afirman haber consumido cocaína, por el 2,2% de la media andaluza. En cuanto al hachís, los gaditanos que reconocen fumarlo de forma asidua suponen el 9,9%, por el 9% del resto de la comunidad. Además, la provincia gaditana es donde operan más asociaciones contra la droga (un total de 60), lo que supone la cifra más alta de Andalucía en proporción con su población.
Drogas baratas
Este elevado consumo es especialmente preocupante entre los más jóvenes, que se han subido al peligroso vagón de las drogas de una forma masiva en los últimos años. Un dato refleja a la perfección una alarmante situación que era inimaginable hace tan sólo unos años. Actualmente, una cuarta parte de las personas que reciben algún tipo de tratamiento contra la adicción en la provincia son menores. «Hace tan sólo cinco o seis años, nadie por debajo de los 20 años iba a un centro de tratamiento. Ahora, al menos el 25% de los que reciben terapia están por debajo de los 18 años. Este es sólo un indicativo más de los muchos que señalan como el consumo de drogas como la cocaína ya llega a todas las capas sociales. Al ser una droga relativamente barata, cada vez hay más jóvenes que necesitan desintoxicación», explica Francisco Mena, presidente de la Federación Provincial de Drogodepencia Nexos, que agrupa a muchas de las asociaciones que combaten las adicciones en toda la provincia.
Chico de 12 años
Igualmente, los jóvenes son el único sector de la población que sigue creciendo de forma progresiva año tras año en solicitudes de desintoxicación, según la memoria sobre el pasado año realizada por la Asociación Proyecto Hombre en la provincia. Esta situación provoca casos tan extremos como que un niño de 12 años reciba tratamiento por problemas con el hachís. «Es la persona con menos edad a la que hemos tratado. Su principal problema, como la de la mayoría de los chicos que acuden a nosotros, era que vivía en el seno de una familia desestructurada y estaba más tiempo en la calle que en casa. La lástima, además, era que no pudo concluir el tratamiento, que constaba de tres días a la semana, porque los padres no ofrecieron el apoyo que se necesita en estos casos. De todos modos, este chico de 12 años era un caso especial, pero el grupo de 15 años que necesitan tratamiento es bastante amplio», explica Luis Bononato, máximo responsable de Proyecto Hombre en la provincia.
Al igual que el perfil del consumidor de estupefacientes ha variado sensiblemente en pocos años, también se han transformado las sustancias favoritas de los gaditanos adictos a los paraísos artificiales. La heroína inyectada prácticamente ha desaparecido, e inhalada ha quedado como un consumo residual. Sin embargo, está creciendo de forma importante el consumo de lo que se conoce popularmente como rebujao, consistente en una mezcla de heroína y cocaína. «Es la forma que tienen los adictos, sobre todo los jóvenes, con menos recursos económicos, de abaratar el consumo de cocaína. Es cierto que en los ochenta, un gramo de coca podía costar 20.000 pesetas y que ahora está entre 50 y 60 euros, pero sigue siendo mucho dinero cuando el nivel de adicción es muy alto y por eso de busca una sustancia más barata y de efecto más rápido, pero también mucho más adictiva y peligrosa», dice Mena.
Las asociaciones antidroga también advierten de las diferencias existentes entre el hachís que se suele fumar ahora en las calles gaditanas con el que se consumía hace una década. «El hachís que llega de Marruecos es cada vez más adictivo porque ha sido modificado genéticamente por sus cultivadores para que así sea. En Marruecos el hachís es un recurso económico como pueden ser los tomates en Almería y por eso usan los últimos adelantes para cultivar plantas más rentables», explica el presidente de Nexos.
Esta variación unida a la permisividad existente alrededor del hachís provoca un consumo abusivo y este es uno de los motivos de que también hayan aumentado los casos de enfermedades mentales relacionadas con la toma de estupefacientes, según las personas que luchan diariamente contra las drogas en la provincia.
Así, los últimos estudios sobre el tema aseguran que al menos el 5% de consumidores habituales de hachís desarrollarán en algún momento una enfermedad psíquica. Una cifra que se multiplica por varios dígitos en el caso de la cocaína. Por ello, los especialistas piden más recursos a los responsables sanitarios para tratar a los jóvenes que padecen adicciones. «Sabemos que es complicado desde un punto de vista judicial, pero estamos a favor de que se traten a los adictos a petición de los familiares, aunque no sea voluntad del enfermo», concluye Mena.
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