Preocupados
Actualizado: GuardarEs dudoso que la sinceridad sea una virtud, aunque tenga buena prensa, ya que se valora mucho eso de expresarse libre de fingimiento. Cuando alguien nos dice «voy a serte sincero» hay que temer lo peor: suele enumerarnos nuestros defectos más evidentes. ¿Somos sinceros los españoles cuando contestamos a las encuestas? Muchos no se molestan en responder y de esos no puede ponerse en duda que oculten su criterio. Entre los que se molestan en contestar, que son los que tienen más tiempo libre, se deduce que la primera preocupación de nuestros compatriotas, más que el terrorismo y el paro, es la vivienda.
Vivir consiste en estar preocupados. Se nos nota en la cara hasta el último instante. Mi inolvidable maestro César González-Ruano, ahora objeto de difusas calumnias que tanto le hubieran complacido en vida, ya que uno de sus objetivos era «hacerse una leyenda», me decía:
-¿Tú te has dado cuenta de que los muertos no parece que estén dormidos? Lo que parece es que están muertos. Todos tienen cara de preocupados.
De hacerles caso a los insondables sondeos de opinión resulta que nuestra mayor preocupación colectiva es el alojamiento. Primero vivir y después filosofar, mejor dicho habitar. Nuestra casa es nuestro castillo, pero hay muchos españoles que no tienen una almena que puedan decir que es suya, porque es de sus papás. Los jóvenes, casa quieren, pero es lo mismo que si quieren la luna.
Es mentira que la juventud esté preocupada por descifrar si fueron sólo los islamistas o bien con ayuda de otros los que provocaron la horrible catástrofe del 11-M.
Tampoco les importa en exceso que los Reyes visiten Ceuta y Melilla. Lo que de verdad les preocupa es tener un sitio donde guarecerse. Y se les nota en la cara.