ANABOLIZANTE

Cosas que no se comprenden

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Que la cosa está cada vez fatal, también. Que no aprendemos, que tropezamos siempre con la misma piedra, que caemos siempre en los mismos errores, que el hombre es un lobo para el hombre, que poderoso caballero es Don Dinero... Que cada día somos más longevos aunque para el mundo sea cada vez más insoportable la vejez. Que la política se asemeja más a Salsa Rosa o a un partido de fútbol que a otra cosa. Que parece mentira que a estas alturas la religión siga enfrentando a los hombres. Que, en fin, cada día apetece más apagar el mundo y no atender más a lo que pasa a nuestro alrededor, y preocuparse sólo de nuestro pequeña e insignificante cotidianeidad Todo eso lo sé.

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Pero hoy me siento especialmente frívola, y voy a rajar, por rajar de algo y porque me apetece, de ese monstruo mediático repugnante llamado Victoria Beckham. Esa momia que nos están intentando vender día a día (ahora en las paradas de autobuses anunciando un perfume) como prototipo de ¿belleza? ¿glamour? ¿elegancia? ¿mujer emprendedora? ¿Dios mío! ¿Qué tipo de valores puede representar esta mujer, para señalarla como modelo de conducta para las mujeres del mundo occidental?

Ni es guapa, ni sexy, ni canta, ni baila, ni actúa, ni Bueno, iba a decir que no es inteligente, pero visto lo visto, está claro que a la pájara le sobra talento para convertir su persona en un referente del glamour y modernidad. Cosa que, insisto, no entiendo, cómo ese gorrión frito le puede gustar a nadie.

En fin. Algo tendrás, Vicky. No me imagino qué, no sé qué te habrá visto tu marío hija, porque si me gustas poco por fuera no te quiero ni decir lo que me pareces por dentro, vistas tu ambición y tus remilgos pijos. Pero ahí estás, copando las revistas, los programas de televisión, las galas de premios, las paradas de autobuses

Lo dicho, que el mundo está fatal.