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Scotland Yard sólo fue culpable de negligencia en la muerte de De Menezes
Un jurado falla que la Policía de Londres puso en peligro la vida de los ciudadanos en la persecución del sospechoso del fallido atentado del 7-J Deberá abonar una multa por incumplir la Ley de Higiene en el Trabajo
Actualizado: GuardarScotland Yard fue ayer condenada al pago de una multa de unos 260.000 euros y de las costas judiciales por valor de otros 570.000 después de que un jurado fallase que fue culpable de incumplir la Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo cuando puso en peligro la vida del público en el curso de una operación policial que culminó hace dos años y medio con la muerte de un joven brasileño.
El veredicto fue recibido como una buena noticia por la familia del fallecido, Jean Charles de Menezes, que tenía 27 años en el momento de morir abatido a tiros, pero sus abogados anunciaron que mantendrán su demanda para que se abra una encuesta pública sobre lo sucedido. Tras conocerse la resolución, la ministra del Interior, Jacqui Smith, manifestó, por su parte, su total confianza en el jefe de la Policía de Londres, sir Ian Blair, que declaró que no dimitirá a pesar de las peticiones en ese sentido de la oposición parlamentaria.
Los hechos tuvieron lugar el 22 de julio de 2005, quince días después de que un comando suicida de jóvenes islamistas británicos causara 52 muertos y produjese heridas a otras setecientas personas al hacer explotar las bombas que llevaban en sus mochilas cuando estaban en metros y autobuses de la red de transporte público de Londres. El 21, en la víspera de los hechos juzgados, otros cuatro fundamentalistas, éstos acogidos como refugiados en Reino Unido, intentaron autoinmolarse y provocar una nueva masacre entre los usuarios del transporte público.
Pero los terroristas del día 21 no pudieron cumplir sus planes, porque fallaron los artefactos explosivos que transportaban en sus mochilas. Huyeron de los trenes y del autobús en el que intentaron perpetrar sus atentados y las fuerzas de seguridad los buscaban. Uno de ellos, identificado luego como Hussain Osman, fue filmado por las cámaras de seguridad cuando abandonaba la estación de metro en Stockwell, en el sudoeste de Londres. La Policía logró pronto identificarle y localizar su residencia, un apartamento en Scotia Road, relativamente cerca de la terminal. En el mismo bloque de apartamentos vivía el joven electricista brasileño De Menezes.
Sinsentido
Desde las seis de la mañana del día 22, policías especializados en seguimientos se relevaban en el exterior del bloque de apartamentos, situado en una calle transversal tranquila entre dos avenidas con más tráfico. Agentes de una unidad (SO19) especializada en el manejo de armas -la Policía de Londres no las porta en sus tareas cotidianas- se desplegaron en zonas próximas a Tulse Hill, el barrio donde se desarrolló la operación, coordinada desde una sala de control en la sede central de New Scotland Yard, en el centro de la capital británica.
Los agentes que vigilaban la calle filmaron a quienes salieron del bloque, pero, cuando lo hizo De Menezes, a las 9.33 horas, el encargado de identificarle y seguirle orinaba y el brasileño se marchó. A las 9.34, se recibió un mensaje en la Sala de Control diciendo que el sospechoso coincidía con la descripción de Osman. A las 9.39, un policía comunicó que De Menezes es «posiblemente idéntico» al terrorista. El funcionario que subió al autobús con el joven electricista no estaba seguro, a las 9.43, de que fueran la misma persona. Las descripciones eran vagas. El brasileño tenía, según el agente, «ojos mongólicos».
A las 9.47 horas, el asesor de la sala de control sobre armas dijo que los que seguían al brasileño opinaron que no es Osman. Hay mucho barullo, gente que entra y sale, que llega a su turno y hace una broma a los que han pasado la noche mientras toma un café. Ruido, mucho ruido, mientras se seguía a De Menezes por las calles de Brixton. Bajó del autobús, vio que la estación de metro estaba cerrada y montó de nuevo.
Disfrazado de mujer
El autobús se acercó a la estación de metro de Stockwell, donde se vio a Osman por última vez. El terrorista estaba en ese mismo momento disfrazado de mujer, cubierto por una burka, embarcando hacia Italia. De Menezes caminaba hacia la boca del metro. Delante de él iba uno de los agentes que le seguía. A las 10.03, el que le vigila pidió instrucciones y la respuesta tardó en llegar 86 segundos. El brasileño entró en las barreras del metro. En ese mismo minuto, el coordinador de los equipos SO19 gritó por radio a su equipo que llegaran de una vez a la estación.
Más policías de seguimiento se unieron al descenso de De Menezes hacia el andén. Cuando llegó al tren, a las 10.04, había tres agentes en su vagón. Otro fuera. Los cuatro estaban incomunicados porque sus radios no funcionan en los túneles subterráneos. De Menezes se sentó. A su lado tenía uno de los funcionarios que le seguían. Otro de los policías, que estaba de pie, cruzó su mirada con los compañeros armados, que acababan de llegar corriendo al andén. Señaló con sus ojos a De Menezes.