El guapo armado y peligroso
Brad Pitt encarna por enésima vez a Jesse James, el bandido por excelencia en un nuevo intento de reavivar el género del western
Actualizado: GuardarJesse James fue un rebelde sudista que jamás aceptó la derrota en la guerra civil estadounidense y se dedicó a asaltar bancos y trenes con su temible banda de forajidos. Tan rápido como certero con el revólver, para muchos fue un miserable despiadado y para otros, una especie de héroe por aquello de que era el más duro en tiempos marcados por la ley del más fuerte. Su historia es legendaria, casi mitológica y en el cine no resulta precisamente original, pues se ha visto ya en más de 50 ocasiones (sin exagerar).
Pero Brad Pitt y Ridley Scott creen que, contada desde otra óptica, todavía da de sí y por ello produjeron El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, que cuenta con un clima tenebroso e intimista como principal gancho para aficionados descreídos. Aparte de impulsar el proyecto, el bello Pitt coge el testigo de actores como Tyrone Power, Robert Wagner o Rob Lowe y se mete en la película en la piel del malhumorado y supersticioso bandido.
Un violento hombre de armas paranoico y desconfiado que declara la guerra a los cazarrecompensas que ansían su cabeza. Entre ellos figura Bob Ford, uno de sus compañeros de fechorías que se gana a pulso el sobrenombre de El cobarde y al que da vida Casey Affleck, el hermanísimo de Ben. Su interpretación de este joven inseguro, nervioso, inhibido por la fama y la infamia de su jefe, ha sido saludado por la crítica con grandes elogios, al igual que el del atormentado Pitt, que ganó el premio a la mejor interpretación en el Festival de Venecia.
El director australiano Andrew Dominik -el autor de la interesante Chopper, la cinta que dio a conocer a Eric Bana- tenía la intención de emular a Terrence Malick y filmar así un retrato contemplativo del proscrito y su traidor asesino, a quien sus compatriotas llegaron a dedicar canciones de burla. Es por ello que El asesinato de Jesse James avanza a ritmo pausado durante 155 minutos, recreándose, al estilo de Malas tierras y Días del cielo, en el cielo crepuscular y en los campos de maíz agitados por el viento.
Y puede que también por ello la película haya tardado dos años en salir de los estudios de Hollywood, donde le exigieron a este romántico de las antípodas más escenas de acción al estilo del Clint Eastwood de Sin perdón.
El esperado estreno tuvo una acogida tibia en Estados Unidos, país que venera las historias del Oeste hasta el punto de hacer la vista gorda con tipos crueles como James y que ya sabe que ésta no será la película que haga reverdecer el género, pese a la ambición de la producción y la popularidad de sus responsables.
«Es el tipo de filme que me gusta», defiende Pitt, a quien una revista norteamericana asegura haber encontrado un parentesco con el criminal al que encarna.
Para curiosos: La pistola que Brad Pitt utilizó en el rodaje tiene el mismo número de serie que la de Jesse James y el anillo, la misma inscripción. «Me ayudaron a sentirme el auténtico Jesse James», dice el actor.