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AZUL. Es el color dominante en la muestra de IslaHabitada. / N. R.
JAVIER MOLINA PINTOR

«Mis cuadros son situaciones más imaginarias que reales»

La Sala IslaHabitada de Cádiz expone, hasta el 24 de noviembre, una selección de sus últimos trabajos

FÁTIMA VILA
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El color a veces nos delata. Habla de lo que somos y sentimos, de cómo y qué recordamos. Javier Molina (Cádiz, 1961) se ha desnudado en 17 obras que hablan de sus más profundos recuerdos, de esas imágenes casi difusas que conforman nuestra infancia y hablan de nosotros mismos, de su ser como humano, de su ser como artista. La Galería IslaHabitada de Cádiz muestra desde el 19 de octubre y hasta el 24 de noviembre la obra de este pintor de trazos sueltos e imágenes nebulosas que ocho años después de su última individual en el Museo de Cádiz vuelve a exponer las razones de su genio.

Con obras de óleo sobre lienzo y cartón y una pequeña selección de grabados sobre metal, la exposición es un recorrido por la obra reciente de este creador que iniciara hace 27 años su carrera pictórica. Sus obras, un verdadero recorrido, son, según sus propias palabras «justificaciones de otras cosas, de lo que vas conociendo y vas expresando», que en esta ocasión hablan del pasado y sus imágenes. Un paisaje marcado profundamente por el azul.

«En esta muestra hay dos cosas notables. Por un lado mi regreso a Cádiz después de años. Volver a esta ciudad que yo entiendo como azul ha marcado profundamente esta serie en la que el azul y el verde del mar juegan un papel fundamental. También está el regreso a los recuerdos, a los paisajes de la infancia que son el centro, la Alameda, lugares dónde el azul están por todas partes», asegura el creador que añade además cómo uno termina viendo las cosas de su infancia de otra manera.

Con un azul que es frío, que es blues triste pero sobre todo nostalgia, Molina reivindica la calidez de un color que también es «la tranquilidad», «la seguridad de que haces lo que sabes». Profundamente cromática, la pintura de este artista se mueve en los cuadros de la galería entre los límites del abstracto, un viaje hacia la universalidad que tiene mucho de conceptual en su razón de ser.

«Tiendo a manifestarme en un lenguaje que tiende más a lo abstracto que a lo concreto, pero es porque no quiero hablar de un paisaje en particular, ni de un sitio, sino de un estado sensorial, de una luz, de un color que lleva a una situación», asegura el artista que identifica en su obra la pulsión del primer existencialismo más que un cariz impresionista.

«Nunca he pretendido localismos ni tampoco definir lo concreto. Pretendo que mis cuadros representen situaciones más imaginarias que reales. También desde un punto de vista sentimental, no sólo pictórico. La gran pincelada llega más lejos que el detalle», apunta este artista que valora cómo una pintura «es capaz de captar lo que queda en la memoria, el halo que la envuelve».

«El reto es pintar lo que se ve menos, lo que no llama tanto la atención pero resume la naturaleza de las cosas», concluye.

fvila@lavozdigital.es