RECUERDO. Una señora deja un ramo de flores en uno de los nichos del cementerio de San José.
Ciudadanos

El último adiós en San José

Unas pocas personas cuyos familiares todavía descansan en el cementerio de la capital gaditana visitaron ayer un camposanto casi en ruinas

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La muerte del cementerio de San José está anunciada desde hace años y fijada para una fecha ya pasada. Pero el camposanto de la capital gaditana sigue albergando restos, y sus allegados no abandonan la idea de visitar a sus seres queridos.

Sólo quedan unas pocas decenas de nichos. El Mancomunado de Chiclana ya acoge a todos los gaditanos que tras morir fueron llevados al cementerio que linda con la playa. Pero unos pocos, los más desgraciados porque nadie los identifica, siguen en San José. Para honrar su memoria, algunos gaditanos, muy pocos, se acercaron en la mañana de ayer al camposanto gaditano. Fue también su manera de dar su último adiós a la necrópolis que ofreció el reposo final a miles de gaditanos. «Me he levantado esta mañana y he pensado dar una vuelta por aquí para ver cómo estaba el cementerio. Creía que ya lo habían derribado y que no abría, pero me he llevado la sorpresa de encontrármelo abierto y me he dado una vuelta. La verdad es que me he emocionado al ver unas pocas flores en algunos nichos», afirmaba Carmela, una vecina del Campo del Sur.

En el Mancomunado de Chiclana ya reposan los restos de 300.000 gaditanos, que han sido recogidos dentro de una solemne pirámide funeraria decorada con placas que llevan inscritos los nombres de todos los difuntos que han sido trasladados desde la capital a la localidad vecina.

Esta es la condición previa para que el cementerio de San José sea clausurado definitivamente. El Ayuntamiento aseguró que el cierre estaría concluido en 2006, pero no parece que eso vaya a suceder hasta bien entrado 2008. Así que aún queda tiempo para que las personas que lo deseen puedan despedirse de una zona que ha guardado durante décadas las ilusiones, decepciones, alegrías y penas de toda una ciudad. «Da mucha pena que lo tiren y desaparezca. Aquí se ha enterrado a mucha gente buena», reprocha Carmela, mientras arregla las flores de uno de los pocos nichos que quedan en San José.

restevez@lavozdigital.es