Un día de Paseo
Muchos gaditanos aprovecharon la buena climatología para sacar la ropa de estreno y darse una vueltecita cerca de la playa
Actualizado: GuardarEra primero de noviembre y la tradición mandaba. La noche de las brujas y el día de los difuntos no trajo un cielo gris, encapotado y funerario. Todo lo contrario, el sol volvió a brillar (como se despiste llega de nuevo la primavera y no tiene tiempo de cogerse sus vacaciones invernales) y la temperatura se elevó sin complejos por encima de los 20 grados.
Un día perfecto para el dominguero al que no le importa que sea jueves para irse al campo (más aún si es de los que disfruta de un puente) y para el que aprovecha las fiestas para sacar la ropa de estreno y salir a pasear por las calles y avenidas de la capital gaditana. «De lujo. Así es como se está aquí, con la cervecita, los niños jugando ahí arriba con los amigos y disfrutando del calorcito y de un poquito de queso», describía, como para dar envidia, José Manuel, un funcionario gaditano, la experiencia de pasar el mediodía del 1 de noviembre en la plaza Ingeniero de La Cierva.
Esta plaza era el centro neurálgico, la desembocadura adonde iban a parar tarde o temprano las personas que se daban una vueltecita tranquila, degustándola, por el Paseo Marítimo. Soplaba algo de brisa, pero sólo lo suficiente para llevarse el bochorno de los calores veraniegos. Algo más abajo, alguno se arriesgaba a meterse en el agua. «Está superfríiiiia. Pero se me había antojado y la verdad es que me ha sentado de escándalo. De golpe me he quitado un poquillo de resaca que arrastraba de la fiesta de Halloween a la que fui ayer», explicaba el universitario José Joaquín Moreno.
Algunos se paraban en los pocos puestos de bisutería que había diseminados por el Paseo. Pero no era día de comprar sino de pasear y relajarse después de la obligada y tradicional visita al cementerio. «Bastante nos hemos gastado ya en la flores. Vaya tela como se aprovechan en esta fechas. ¿Margaritas a tres euros! Es increíble, pero qué le vamos hacer. Mejor vamos a disfrutar del solecito», recomendaba Victoria. mientras agarraba el brazo de su marido para continuar su paseíto de los Tosantos.
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