APLAUSOS. De la Vega y otros diputados, tras la votación. / CH. B.
ESPAÑA

La Ley de Memoria Histórica permitirá a las iglesias mantener los símbolos franquistas

El Congreso aprueba la norma sin el voto de Zapatero y con el rechazo de PP y ERC Se permitirán las placas e insignias en los templos por razones artístico-religiosas

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El Congreso, con las oposiciones de PP y ERC, aprobó ayer el proyecto de ley de Memoria Histórica con una sonora ausencia, la de su promotor, José Luis Rodríguez Zapatero. La norma mereció reparos de todos los grupos, salvo del socialista, pero contó con el voto favorable de los nacionalistas e IU. El proyecto salió de la Cámara para continuar su tramitación en el Senado con una redacción casi idéntica a la aprobada en la comisión constitucional. Sólo se dio luz verde a una enmienda de CiU, con el rechazo del PP y Esquerra, que exime de la retirada de los símbolos franquistas a templos de la Iglesia por razones «artístico-religiosas».

De esta forma, la norma establece que la retirada de escudos, insignias y placas conmemorativas del franquismo «no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas, o artístico-religiosas protegidas por la ley».

Los populares justificaron su rechazo al proyecto porque rompe el consenso de la Transición y es innecesario, mientras que los republicanos se opusieron porque creen que perpetúa la impunidad del franquismo.

Un año de negociación

Todo comenzó un 1 de junio de 2004. Aquel día el Congreso, a propuesta de ERC e IU-Iniciativa per Catalunya, instó al Gobierno a presentar un proyecto de solidaridad con las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. El Ejecutivo tardó dos años en redactar el texto. El 14 de diciembre pasado, la Cámara admitió la iniciativa y ha sido necesario casi un año de trabajosa negociación que cristalizó ayer con la aprobación del proyecto de ley «por el que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura».

Pese a ser uno de los proyectos estrella del Gobierno, su presidente no acudió a la votación. Desde la dirección del grupo socialista se apuntó que no estuvo presente porque preparaba su comparecencia vespertina sobre la crisis ferroviaria en Barcelona.

La vicepresidenta primera del Ejecutivo abrió el debate subrayando que el texto no tiene «ni una sola línea que no pueda ser respaldada por cualquier demócrata». María Teresa Fernández de la Vega lamentó que quienes pretenden «hacer del día noche», en alusión al PP, hayan lanzado «muchas sombras» sobre el texto. Indicó que la ley busca homenajear a quienes murieron y sufrieron exilio por defender «la justicia, el pluralismo, la libertad y la igualdad», unos valores que «hoy fundamentan el orden constitucional que rige nuestra convivencia».

Eduardo Zaplana, por su parte, basó la «firme oposición» del PP en que es una norma «innecesaria y perjudicial para la convivencia nacional»; y pretende «hacer borrón y cuenta nueva del pacto de la transición». Acusó además a los socialistas de incurrir «en el mismo error del franquismo» al querer implantar «una memoria única y oficial» con este proyecto. El rechazo opositor a la ley, pese a todo, no fue total. Los populares votaron a favor de seis de los 22 artículos, los referidos a prestaciones y utilización del Valle de los Caídos.