CALLE PORVERA

Un 'Cutty' cortito

H ay días en los que todo es una mierda. Te levantas con dolor de cabeza, no has cobrado pero el banco ya lo ha liquidado todo, has necesitado media hora para aparcar, has ido a dos ruedas de prensa y has discutido con aquél que sigue pensando que te chupas el dedo. Antes del mediodía ya te han fastidiado el resto de la jornada. Y lo peor es que sabes que nada de lo que ocurre es para tanto.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay gente que va armada con una sonrisa, que sabe encontrar lo positivo aunque esté escondido en el más inhóspito cajón y que siempre tiene un comentario agradable que ofrecerte. Y eso aunque la vida se empeñe en echarles un pulso y retorcerles el brazo hasta que logra una victoria que no se merece. Es una suerte tener a alguien así y descubrir que ni lo más grave merece lágrimas y sofocos.

Javi nunca fue amigo de los dramas, y por eso se bebió con ganas sus últimos años, ésos en los que su salud y su médula ósea le jugaban malas pasadas. Pero él y Loles, porque los que son como Javi tienen la suerte de encontrar en el camino a otros con la misma fortaleza de espíritu que ellos, nunca se rindieron y pelearon muy duro la batalla sacándole la lengua a un destino que siempre quiso amargarles. Por eso, en su boda celebraron una de sus primeras victorias. Cada vez que lo veía en Archidona no podía evitar cogerle de esas mejillas rollizas, como de niño pequeño, que tenía. Le sacaba un par de años, pero tuve que aprender de él a no mirarme tanto el ombligo. Me ha dado muchas lecciones, algunas entre cubatas roones. «No te encabrones por eso. Mira si tengo yo motivos y no lo hago. Y no me mires con esa cara, que parece que estoy enfermo. Anda, echa un Cutty cortito para mí, y ponte otro para ti». Salud niño.