«En mi equipo, el que quiera jugar primero tiene que aprobar»
Ignacio Pineda dirige a los infantiles y cadetes del Club Natación Jerez, equipo del que es uno de sus socios fundadores
Actualizado: Guardar-Supongo que toda la vida vinculado al waterpolo, ¿verdad?
-La verdad es que sí. Con 13 años, cuando no existía en Jerez la piscina cubierta, ya jugaba en el Club Nazaret. Una vez que se inauguró la piscina cubierta, fundamos el Club Natación Jerez. Formé parte de la primera junta directiva del club, como secretario, además de ser jugador del equipo hasta que tuve que dejarlo por una lesión.
-Y a partir de ahí ya empezó a entrenar.
-Sí, al equipo absoluto, pero a partir de entonces también empezamos a organizar todas las categorías inferiores. Luego en el año 93 tuve que dejarlo y después de meditarlo mucho, retomé los entrenamientos diez años después para entrenar a los cadetes, los juveniles y los infantiles. Ahora sólo dirijo a los cadetes y los infantiles.
-¿Es muy exigente con sus jugadores?
-Bueno, yo les dejo claro desde el principio una cosa: El que quiera jugar al waterpolo tiene que ir aprobando el curso, si no, no hay nada de nada. Y esto lo saben los padres y están de acuerdo conmigo. Pero afortunadamente, el grupo está respondiendo muy bien. Ten en cuenta que son edades complicadas, hay que trabajar mucho la psicología con ellos.
-¿Y la exigencia física? Es muy importante también, supongo.
-La exigencia física es muy importante, no vale cualquiera. Aquí, además de saber controlar un balón con la mano, tienes que saber nadar muy bien y tener un gran dominio del medio. En el agua se complica todo y cuesta mucho aprender los movimientos. Nosotros entrenamos todos los días dos horas, que es lo mínimo que se puede exigir si luego quieres hacer un partido medianamente bueno.
-¿Se puede ganar uno la vida jugando al waterpolo a gran nivel?
-Ni mucho menos. Además es muy complicado llegar lejos en este deporte. De todas formas, un par de veces al año viene el segundo entrenador de la Selección Española absoluta para hacer un seguimiento de los jugadores, normalmente cadetes. Si ve a alguno interesante, se lo lleva a Barcelona para un stage de cuatro días y si ve que puede seguir progresando, lo manda a un centro de alto rendimiento a Madrid o Barcelona donde se le paga todo: estancia, estudios... No acabará ganando un dineral, al contrario, pero podría llegar a jugar en División de Honor o en la Selección Española.