«¿Quién pagará nuestras pensiones?»
Las personas mayores alertan de su escaso poder adquisitivo
Actualizado:Condenados por la inteligencia. Así se encuentran los seres humanos, los únicos mamíferos que saben que van a morir y que, ante esta circunstancia, desde hace milenios mantienen una pugna con la naturaleza para ganarle a la muerte. De hecho, la esperanza de vida aumenta por los avances médicos, aunque la salud de los bolsillos, por el contrario, cada vez se resiente más hasta el punto de que muchos se preguntan, de manera literal, cuál es el precio que hay que pagar por vivir un mayor número de años.
Un ejemplo ilustrativo en este sentido lo conforman vidas como la de Francisco Vázquez, de 62 años, que asegura, de manera optimista, que lo mejor ante el estado que presentan las cuentas bancarias de muchos pensionistas a final de mes, es ser habilidoso, a lo que añade que «no es más feliz la gente que más tiene, sino la que menos necesita». Al igual que Francisco, otras personas que rondan su edad como Enrique Perea, secretario del Hogar del Pensionista de San Fernando, también sostiene que en la actualidad hay que afrontar el día a día con poco dinero, lo que está dando lugar a que sean cada vez más los «entrampados». Debido al cargo que ocupa, Enrique puede dar fe de que hay muchos pensionistas que no llegan a final de mes y, en este sentido, afirma que un buen número se ve abocado a comer en el Hogar del Pensionista por 4,60 euros diarios.
Cambios
Al hecho de la falta de recursos económicos viene a unirse el que los hijos hoy son «egoístas y no atienden a sus padres como debieran», comenta Enrique. No obstante, en relación a este aspecto, Juan Pérez, de 68 años, llama la atención sobre la circunstancia de que antes eran los padres los que vivían en casa de los hijos y ahora es al revés. Al mismo tiempo, se pregunta quién pagará las pensiones en un futuro ante el enorme descenso de la natalidad.
Sea como fuere, todos coinciden en afirmar que ahora se vive mejor gracias a distintos logros como los alcanzados en el ámbito laboral, como manifiesta Juan Antonio Valenzuela, que recuerda cómo durante su juventud al no haber derecho a paro «si estabas malo, no comías». En este sentido, Alberto Ortega, de 72 años, considera que muchas personas mayores «nos quejamos de puro vicio al pensar de forma equivocada que cualquier tiempo pasado fue mejor», algo con lo que discrepa porque para él, «para atrás, ni para coger impulso».