«Si las células se reproducen, el que pierde es el paciente»
Lourdes García se recupera de un linfoma y comienza hoy la radioterapia después de dos meses de espera
Actualizado:La suya, como la de todos los enfermos de cáncer, es una carrera contrarreloj que está dispuesta a ganar. Lourdes García, una paciente de Chiclana de 40 años, sabe que cada minuto perdido puede ser vital en el proceso de superación del linfoma que inició en septiembre de 2006, cuando la enfermedad dio la cara por segunda vez en cuatro años. Por eso está convencida de que actuar con la máxima celeridad no sólo es necesario sino también un derecho que le corresponde como paciente.
Sin embargo, y pese a que su médico del Hospital de Puerto Real le advirtió el pasado 3 de septiembre que debía entrar en radioterapia para consolidar el tratamiento con quimioterapia al que se sometió a principios de año, ha tenido que esperar hasta hoy para conseguir ser atendida en el servicio de Radioterapia del Puerta del Mar.
Como a otros pacientes, los médicos del centro gaditano le ofrecieron la posibilidad de derivarla a Algeciras o Sevilla para ser tratada en una clínica concertada como único modo de saltarse la lista de espera. Pero rechazó esta opción porque no quería asumir los inconvenientes del traslado. «Son sólo dos minutos en la máquina, pero cada día que pasa el deterioro es mayor y te sientes más débil», asegura.
Decidió esperar su turno, pero, viendo que no la llamaban, se plantó en el Hospital pidiendo hablar con el director médico, que no la recibió pero la derivó al servicio de Radioterapia. Allí le dijeron que no podían acelerar su caso y que tendría que seguir esperando, cuando ya llevaba un mes y medio en la cola. Según el relato de la paciente, finalmente la avisaron el viernes 26 para informarle de que hoy comienza su primera sesión de tratamiento. «Mi principal queja -señala Lourdes- es que un enfermo de cáncer no puede esperar dos meses a que le den la radioterapia, porque es la continuidad de su tratamiento». Y añade: «Esto es una cosa que se extiende, si las células se reproducen y te quedas cruzado de brazos, el que pierde es el paciente». Por eso reclama al Servicio Andaluz de Salud (SAS) que ponga los medios necesarios para solucionar el problema de la lista de espera en la provincia sin que los enfermos tengan que trasladarse a diario a más de 100 kilómetros de distancia.
Su historia de superación comenzó a finales de 2002, cuando le fue diagnosticado un linfoma a los 35 años. En ese momento, sus médicos vieron que no era necesario intervenir, le administraron un tratamiento de quimioterapia que resultó efectivo, y al año siguiente le dieron el alta.
Sin cirujano torácico
En una revisión rutinaria los especialistas le detectaron un ensanchamiento anormal del mediastino (compartimento situado en el tórax, entre los pulmones) y las pruebas posteriores confirmaron la sospecha de un nuevo tumor en septiembre de 2006. En este caso era necesario aplicar cirugía, pero la falta de un cirujano torácico en la provincia de Cádiz la obligó a trasladarse a Málaga para ser intervenida. Inició después un tratamiento con quimioterapia de segundo grado, «bastante dura y con muchos efectos secundarios», que dio paso a la radioterapia a finales del mes de mayo.
Sin embargo, tras sólo dos sesiones tuvo que interrumpir el tratamiento porque una complicación en el pericardio (la membrana que rodea al corazón) hizo que se tuviera que someter a una nueva operación en el Hospital Puerta del Mar.
En septiembre, después del reposo recomendado y de unas pruebas que indicaban que las células malignas no habían vuelto a reproducirse, su médico le prescribió la vuelta a la radioterapia para consolidar los resultados. Pero hasta hoy no será posible para Lourdes iniciar esta nueva etapa hacia su curación.