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MILENIO Inaceptable

Abrumado, posiblemente, por el tirón mediático exhibido en Sevilla y en Asturias por el Premio Nobel de la Paz y ex candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Al Gore, el candidato por el PP a la presidencia del Gobierno de España en las próximas elecciones generales, Mariano Rajoy, ha reconocido que cometió un error, y ello le honra, con la historia de su primo y el cambio climático en la que, aparente y formalmente, se banalizaba sobre la preocupación por el futuro medioambiental que sube como la espuma en la lista de los temores de la población contemporánea. Una grave ligereza que se ve agudizada por estos pagos si se acepta las hipótesis y cábalas que coinciden en señalar a Andalucía especialmente expuesta ante el ojo del huracán del calentamiento del planeta.

JUAN TEBA
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Nunca sabremos, posiblemente, si tal banalización es inducida (por el entorno político del prócer) o le sale de sus entrañas. Un aspecto secundario en la vida civil pero importante en el marco político y que, quizá, considerando los catálogos discursivos de la gerontocracia de los populares en los últimos tiempos, sea más achacable a ese entorno íntimo del líder que a sus propias convicciones.

Porque es cierto y está contrastado que corren tiempos políticos en los que hasta los más tontos hacen relojes de arena y los más sesudos se dejan influir por el primer predicador transfuguista (casi todos los de esa especie lo son) ávido de ajuste de cuentas en el espacio de la vida pública.

Y es que difícilmente se puede aceptar que una persona normalmente desarrollada intelectualmente, y menos aún un cargo público de alta responsabilidad, como es el caso que nos ocupa, pueda exhibir en un momento determinado tanta frivolidad ante una perspectiva tan inquietante. Lo que sí es cierto es que «dentro de cien años, todos calvos», incluido el prócer de referencia.

Otra duda, además. ¿Por qué yerran tanto en los últimos meses determinados líderes? Una duda ingenua si consideramos lo que se juegan con la proximidad de un mes de marzo electoralista tan cercano y rosa, por aquello de los sentidos.