Olmert anuncia que padece cáncer de próstata, pero seguirá al frente de Israel
El primer ministro hace pública su dolencia para evitar las críticas que rodearon el estado de Sharon, todavía en coma El líder hebreo se operará de un tumor «microscópico»
Actualizado: GuardarSi en los últimos meses se ha dejado ver firme, manteniendo el tipo a pesar de las sombras de corrupción que le persiguen y de las críticas por su gestión en la guerra con Hezbolá, que le han convertido en el político más impopular de Israel, ayer pareció un hombre frágil. El primer ministro hebreo, Ehud Olmert, convocaba por la mañana a los medios de comunicación para anunciar que padece un cáncer de próstata. Aunque él mismo se ocupó de precisar que la dimensión del tumor es «microscópica», que no hay metástasis que requiera quimioterapia ni riesgo para su vida. Y que seguirá ejerciendo su cargo «antes del tratamiento y horas después» de la operación a la que ha decidido someterse para extirparlo, que según desveló el número dos del Ejecutivo, Haim Ramon, se programará tras la cumbre de paz de Anápolis prevista a finales de noviembre. «Mis médicos me dicen que mis posibilidades de curación son totales, y seré capaz de cumplir mis tareas», corroboraba un pálido Olmert.
Acompañado por sus médicos de cabecera, los doctores Shlomo Segev y Kobi Ramon, el jefe del tambaleante Gobierno judío sorprendía revelando tan incipiente dolencia apenas 72 horas después de que, el pasado viernes, tuviera entre sus manos los resultados de la biopsia que le había sido practicada una semana antes. Lo hacía a sabiendas de que la ambigua ley que le obliga a ser transparente con el electorado no le fuerza a informar públicamente sobre su estado de salud. Pero también de que los silencios en los días posteriores al derrame cerebral masivo sufrido en enero de 2006 por su antecesor y padrino político, el todavía en coma Ariel Sharon, desataron todo tipo de especulaciones mediáticas y el primer gran reproche de una sociedad que exigió saber el diagnóstico de su máximo dirigente.
Y se trata de no repetir errores. «Decidí hacer una revelación total y franca poco después de conocer mi estado porque los ciudadanos de Israel tienen derecho a saber», justificaba ayer Olmert dejando a un lado, por superficial, el hecho de que en enero pasado ya tuvo que verse con el bisturí, pero fue para «realzarse» los párpados.
En consecuencia, el primer ministro no se dejó detalle pendiente. Expuso que las primeras señales le fueron detectadas en un chequeo rutinario realizado este mismo mes a su regreso de una visita a Vladímir Putin, y que una vez descubierto un cáncer localizado de próstata en estado T1, ha elegido pasar por el quirófano en vez de someterse durante los próximos 15 años a una estrecha vigilancia médica que los doctores le ofrecieron como alternativa. La operación, puntualizó el profesor Ramon, deberá esperar al menos seis semanas tras la biopsia, y dependerá del anestesista del primer ministro si se emplea anestesia local o general, en cuyo caso Olmert deberá transferir formalmente su autoridad a la ministra de Exteriores, Tzipi Livni.
El anuncio del cáncer recababa ayer los deseos de pronta recuperación del negociador palestino, Saeb Erekat o del jefe de la oposición, Benjamín Netanyahu. Y entre la gente, palabras de solidaridad mezcladas con los inevitables comentarios políticos que vinculaban la suerte de Olmert a la de Sharon. «Los que traicionan la Tierra Santa acaban mal», sentenciaba un internauta en el diario Haaretz.
Restricciones
La noticia eclipsaba ayer por completo las secuelas de las primeras restricciones en el suministro de carburantes que Israel aplicó el domingo en Gaza en represalia por el lanzamiento de cohetes Qassam. Entre ellas, una decisión de urgencia del fiscal general, Menajen Mazuz, contraria al plan de cortes de abastecimiento aprobado la semana pasada por el Ministerio de Defensa y las protestas de la comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, que reprochó en Jerusalén que esta política «no es la solución».
Sobre el terreno, el día después se traducía ayer en una nueva operación militar hebrea en la Franja, en la que murieron tres palestinos -dos militantes de Hamás y un civil discapacitado- además de un reservista judío.