Cristian y su 'pequeña' María
El joven Cristian Benítez pasea con inusitado fervor todos los fines de semana a su Virgen de los Desamparados por las calles de Jerez
JEREZ Actualizado:A Cristian Benítez se le ha metido en el entrecejo fundar una cofradía con su Virgen de los Desamparados -que en su día le dieron en la hermandad de la Soledad de la que es hermano-. Todos los fines de semana la pasea por las calles de Jerez en un sencillo y humilde paso construido con tres cartones y una buena dosis de fe. Desde la calle Cristal, baja por Ancha, Porvera y se interna en su particular Carrera Oficial, sin alharacas y sin representaciones de estandartes a las puestas de las iglesias. Una pequeña Virgen con su niño en los brazos, y mil regalos del pueblo jerezano que ya simpatiza con este muchacho que tiene una fe tan grande que será capaz de mover montañas. «El padre Jesús de la Merced bendijo un día a la Virgen. Y este reloj que lleva me lo regaló una señora que trabaja en el museo de relojes. Lleva la hora exacta de cuando se bendijo, y no la tocaré nunca», dice Cristian con su Virgen en los brazos.
Ha entrado en San Francisco. Es sábado por la mañana, y está preparando la ruta de cara a un besamanos que ya está preparado para la tarde. Antes que nada, se acerca a la Esperanza y le besa el manto. Después se dirige a la sacristía de los frailes franciscanos a ver si cae algo para el montaje del nuevo paso.
Según comenta este cofrade un tanto anárquico, «el próximo día 8 de diciembre, que es festividad de la Inmaculada, estrenamos un paso nuevo. También está preparada una nueva ropa de color celeste para la Virgen. Todo esto lo haremos por la tarde, en la plaza Plateros», subraya Cristian.
Desde muy pequeño, el bueno de Cristian ha estado casi hipnotizado por la estética de las cofradías. No es un juego nuevo para él. «Lo que sí es cierto es que ahora soy más conocido y la gente que es devota de la Virgen de los Desamparados le hace donaciones. Y con el dinerillo que me dan pues le compro cositas a Ella, como esta esclava de plata que me ha costado veinte euros y que tiene inscrito su nombre y la fecha de hoy mismo. Acabo de recogerla», subraya.
La fe se lleva en vasijas de barro, y a buen seguro que Cristian será un cofrade entregado a la corporación que él mismo ha creado. Un jerezano que llama la atención por esa anarquía en la que vive. Ahí radica el encanto de su vocación cofrade.
Quizá, si fuera consciente de los gatos que existen en las de verdad, hubiera escogido otro juego.