MATERNO INFANTIL. El niño acudió dos veces a Ugencias y falleció a las pocas horas del segundo ingreso. | Paco Martín
Jerez

Una tragedia que empezó una noche de domingo de hace un año

La madre llevó al pequeño a Urgencias dos veces con pocas horas de diferencia con vómitos y dolor abdominal

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Como cualquier otra madre preocupada por la salud de su hijo de corta edad, la de Adrián lo llevó al servicio de Urgencias del Hospital de Jerez un domingo por la noche de hace justamente un año porque el pequeño presentaba un cuadro de fiebre muy alta -entre 39 y 40 grados- y se quejaba de un intenso dolor abdominal. Tras un primer reconocimiento médico, los facultativos que trabajaban aquella noche en el Hospital determinaron que el pequeño sufría una gastroenteritis aguda, le recetaron unos analgésicos y lo mandaron a casa. De esta forma comenzó la tragedia de esta familia jerezana ya que, apenas 48 horas más tarde de vivir la escena descrita, el niño fallecía en el centro sanitario jerezano.

Según explicó poco después del suceso el tío del niño, Diego del Canto, esa primera noche «le dijeron a la madre que fuera a su médico de cabecera». Obedeciendo las indicaciones del médico que les atendió en Urgencias, al día siguiente, lunes por la mañana, el pequeño y su madre fueron al centro de salud de su barrio donde el pediatra le aconsejó que si al pequeño le volvía a subir la fiebre acudiera de nuevo a Urgencias.

El mal presagio del médico no tardó en cumplirse y esa misma noche del lunes, la fiebre reaparecía con fuerza en el niño de cuatro años. Su madre volvió a requerir los servicios de las Urgencias pediátricas.

Según contó entonces el portavoz de la familia, «allí le tuvieron tres horas esperando sin ser atendido». El niño, enfermo, «vomitó y se hizo sus necesidades encima» mientras que nadie tomaba las riendas del asunto. Tras las reiteradas peticiones de la madre por recibir atención médica, «el personal sanitario le pone un gotero y le dicen que le van a hacer más pruebas, ya dentro de Urgencias, pero sin que aparezca nadie».

Al poco tiempo, el pequeño empezó a debilitarse de tal forma que los facultativos «tuvieron que llevárselo a toda prisa a otra área. A las siete y media de la mañana le comunican a la madre que el niño había fallecido», recuerda su tío.