FAMILIA. Padre e hija posan en la zapatería, propiedad del progenitor, José Antonio Vargas.
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«Hemos mejorado, pero aún no estamos equiparados»

José Antonio Vargas regenta en Sanlúcar una zapatería para la que ha contratado a una hija

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José Antonio Vargas -de 43 años- y su hija Inmaculada -de 24 años- serán los primeros gaditanos en beneficiarse de la posibilidad que ofrece la nueva normativa para que los autónomos puedan contratar a sus hijos en el Régimen General de la Seguridad Social. Él hace 20 años que trabaja por cuenta propia, siempre en el sector del calzado. Comenzó como dependiente en una zapatería. Andado el tiempo, se animó junto a un socio a montar su propia empresa. El negocio prosperó y tras la primera zapatería abrieron una segunda, una tercera y una cuarta.

Con el tiempo decidieron separar sus caminos profesionales y cada uno se quedó con dos establecimientos. José Antonio regenta uno en Sanlúcar y otro en Rota. Para el segundo tiene contratada a una chica como dependienta. Para el primero no podía contratar a su hija hasta el pasado día 12. «Antes vivía fuera de casa y trabajaba por cuenta ajena para la zapatería, pero hace unos meses volvió a instalarse con nosotros y ya no podía tenerla contratada así», explica José Antonio, que esperó varios meses a la entrada en vigor de este estatuto. «Con esta nueva legislación hemos mejorado, pero aún no nos hemos equiparado con el resto de la gente normal; Inma no tiene derecho a paro como cualquier otra persona que trabaja por cuenta ajena», se queja.

Montar un negocio

A Inmaculada no le gustaba demasiado trabajar en la zapatería al principio, aunque con el tiempo ha acabado por gustarle. Su padre le ha ofrecido la posibilidad de abrir una nueva zapatería en Jerez y que sea ella quien la lleve, pero no siente mucha simpatía por la idea. «Si hubiera más facilidades estaría dispuesta, pero no hay más que dificultades y la competencia es muy dura», explica Inmaculada.

Su padre lo entiende: «El ser trabajador por cuenta propia tiene muchas desventajas con respecto a otras formas de trabajo», dice. Tiene, además, la sensación de que antes era más fácil salir adelante. «Se montaba un pequeño negocio y se prosperaba, pero el que lo hace ahora se la juega mucho más», asegura.

José Antonio opina que las nuevas generaciones han cambiado mucho su forma de ver las cosas con respecto a la suya. «Ya nadie quiere apostar por su propia empresa, los jóvenes prefieren trabajar para alguien, tener un salario seguro y olvidarse de los problemas que siempre rondan la cabeza de los que somos autónomos», explica. Problemas como la competencia: «El pequeño comercio tiende a desaparecer, la tarta es limitada y las grandes superficies ganan terreno día a día», explica el empresario.