Cartas

Mi trabajo fue una gran mentira

Con estas líneas deseo poner en conocimiento mi experiencia como trabajador que fui desde más de 24 años en la multinacional de componentes automovilístico de GM-Delphi en Puerto Real. Por un gran golpe de suerte entré a formar parte de una joven plantilla de hombres y de mujeres de mi tierra de Cádiz y de sus pueblos vecinos, tantas y tantas veces maltratado y olvidado por las administraciones y los gobiernos de turno y la clase empresarial, que nunca miraron con los ojos del alma los sufrimientos de tantos hombres y padres de familias que sólo querían llevar el pan a sus casas y sus hijos.

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Gracias a la llegada a nuestro suelo de una multinacional del automóvil las cosas de Cádiz y de los trabajadores empezaban a ir por buen camino. Al menos eso creía yo y tantos trabajadores de esta gran multinacional y casa nuestra de la que yo formé parte como uno o más trabajador con letras de oro donde los hay, luchador y cumplidor al máximo en todo lo que mis jefes y los directivos de esta multinacional me exigían.

A mí y mis compañeros durante más de 24 años, y cumpliendo con mucho más de mi obligación como trabajador y como persona de bien como siempre lo fui y soy, desde las 5 de la mañana en que marchaba orgulloso a mi trabajo, dándole gracias a Dios todos los días, hasta que llegaba a mi casa más de las tres de la tarde con el deber cumplido, y otras veces trabajando de madrugada en los cambios de turnos con mis compañeros de fatigas, de ilusiones y hoy de desengaños.

Ahora me veo como un trasto viejo, después de quedarme roto por dentro y por fuera al dejarme en la calle Delphi Automative Systems que ha sacado grandes beneficios económicos, quemando a sus trabajadores con falsas promesas incumplidas para marchar a otro país de nuestro entorno y a centro Europa con la complicidad de este mundo globalizado, bajo la propia impotencia de muchos padres de familia. Esta multinacional que no tiene frontera ni patria ni religión, cerró y mató mis esperanzas, destruyendo casi de mala manera cobarde y ruin a mi familia y la otra gran familia la de los empleados todos de Delphi en Puerto Real, Cádiz sólida familia formada y buenos trabajadores formados entre grasas y taladrinas apestosas y aceites de colzas durante un buen puñado de años a pie. Dejé los mejores años de mi vida de trabajador sudoroso, yo le diré que mi trabajo fue una gran mentira y hoy estoy en la calle y pidiendo casi permiso para vivir y empezar de nuevo, después de más de 24 años más que bien trabajados, sin estar dado de baja ni una sola vez.

José Marín Caro. Puerto Real