Cortijeros
Los programas pensados para poner a prueba la supervivencia de un grupo de personas han conocido multitud de variantes desde que irrumpiera Gran Hermano. Ha habido gente recluida en una isla desierta, en una granja, construyendo una casa y qué sé yo en cuántos sitios más. Pero quedaba libre una idea, un sitio en el que poder hacer el reality. Ya se sabe: en televisión casi todo está inventado, pero cuando a alguien se le ocurre algo original es raro que no la copien todos. Faltaba unir a varias personas en un cortijo. ¿Cómo no habían caído antes si les viene al pelo? Esa propuesta tenía que aceptarla Canal Sur. No se le podía escapar. Qué más andaluz que un cortijo, esa casa rural -esta sí lo es de verdad- que se ha ido perdiendo y de cuya existencia saben las nuevas generaciones por las ruinas que salpican nuestros campos.
Actualizado: GuardarBueno, pues ahí los tenemos. Dos familias ataviadas a la antigua usanza pujan por salir adelante lo mejor posible en una casa de campo de 1907. Nada menos que de hace un siglo. ¿Cuál es el resultado? Un programa nada creíble cuyos participantes llevan encima de sus cerebros cincuenta años de fabulosos avances tecnológicos. Le falta amor propio. No saben poner los brazos en jarras con las mangas remangadas para afrontar los contratiempos de aquellos años, convertidos en minucias en el programa. Los cortijeros de 1907 tenían más manchas en la indumentaria y no se quejaban tanto como estos, porque no pensaban en otra cosa que en trabajar para ganarse el pan. La ridícula imagen de uno de los concursantes detrás de una oveja monte arriba ilustra el penoso espectáculo que ofrece el espacio de la cadena autonómica. Y no digamos el seguimiento y análisis que de las vivencias cortijeras se hacen en el plató. A él acuden familiares de los protagonistas, a los que se les pregunta qué les parece cómo lo están haciendo sus congéneres. La respuesta es de cajón. Por buscarle algo bueno al programa, el otro día una señora explicó en el estudio cómo se hace jabón artesanalmente, algo que debían aprender en el cortijo, aunque en las conexiones ante las cámaras reclamaban productos para el aseo personal. Que no, que no, que antes no se lavaba tanto la gente...