DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

Más 'cornás' da el hambre

Hay que reconocerlo. Ha sido una jugada maestra. Si la semana pasada lanzaba dardos envenenados contra el PSA, hoy -convencido, no obstante, de que el electorado andalucista murió hace años de hastío y cansancio- debo aplaudir a aquellos que han conseguido insuflar un halo de vida y alargar, no se sabe por cuánto tiempo, el futuro de un proyecto que había tocado fondo. Escéptico empedernido-obsesivo en todo lo que tiene que ver con el nacionalismo andaluz, se me antojan complicadas muchas de las etapas que tiene por delante el nuevo bloque andalucista y que golpearán con fuerza sus débiles cimientos. Lo primero, cuando PA y PSA terminen de escenificar un pacto que está ya cerrado y bendecido, será elegir un candidato de garantías. Como me imaginaba, Pedro Pacheco ha dado un paso atrás empujado por las circunstancias y por la idoneidad del momento y, lejos de ser cartel electoral, ni siquiera estará presente en las listas que la coalición presente a las elecciones generales y autonómicas. Por primera vez en su trayectoria política desaparece de unas listas electorales y por primera vez desde hace muchos meses toma una decisión acertada.

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Pero resuelto ya el debate en torno a la figura de Pacheco, en franca retirada de una forma cada vez más evidente, la pregunta es: ¿Julián Álvarez es un buen candidato para este proyecto? En el PA están convencidos de que sí. De hecho, el pacto con el PSA parece que pasa por allanar el camino a Álvarez a cambio de echar un cabo al que el partido del ex alcalde de Jerez pueda agarrarse.

Supongamos que se confirman todas las quinielas y el viernes se proclama a Álvarez candidato del nuevo bloque nacionalista a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Comenzará una campaña en la que los andalucistas parten con desventaja pues tienen que restar del espectro de votantes a los desengañados, los escépticos, los votantes del PSOE de toda la vida, los que votan al PP por principios y aquellos a los que su mensaje ni siquiera va a llegar. No están las cuentas de uno y otro partido como para muchos farolillos y una campaña electoral es muy cara y costosa.

No nos engañemos, PA y PSA son como los dos únicos ocupantes de un barco que ya tenía demasiadas vías de agua. Ambos se han lanzado al mar con un salvavidas mutilado y ahora se agarrarán el uno al otro y el otro al uno para no hundirse en las profundidades, donde habita esa bestia del bipartidismo con la que ellos se han propuesto terminar.

Llegarán las elecciones y en caso de que el nuevo bloque no mejore los actuales resultados del PA en el Parlamento estaremos hablando de batacazo, y es entonces cuando se comprobará si este invento ha nacido por y para las urnas o realmente supone una refundación del andalucismo, tarea para la que son necesarios muchos más meses que los que restan para la cita electoral de principios de 2008.

En cualquier caso, hay muchas posibilidades de que esta nueva plataforma obtenga representación en el Parlamento para la próxima legislatura. Y ahí estará el PSA. Agarrado al salvavidas. Cosido a la única y última oportunidad que le quedaba para seguir respirando. Gestionando la jugada maestra que han trenzado Juan Román y Pedro Pacheco, que al aliarse con el PA habrán pensado aquello de «mas cornás da el hambre».

El ex alcalde perdió las elecciones en Jerez, se fue del Ayuntamiento y ahora se retira de la batalla electoral autonómica -la que más le gustaba-, aunque lo hace dejando a su PSA en la menos mala de las situaciones imaginables. Después de todo lo ocurrido todavía hay veces que parece inmatable.