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JAVIER ROJO PRESIDENTE DEL SENADO

«Abordar la reforma del Senado ahora es imposible, el ambiente no está para consensos»

«Creo que se tendría que haber dejado fuera de la trifulca política al Poder Judicial y al Constitucional; Sinceramente, debería de haber más respeto al resultado de las urnas»

MARÍA DOLORES TORTOSA
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Trajeado de impoluto gris, Javier Rojo aparece en el hall del Hotel Kempiski de Estepona afable y ceremonioso, además de empaquetado de periódicos. En la haitiana terraza con vistas al mar celeste claro y apacible, el presidente del Senado repasa la actualidad política, que es poco pacífica. Su papel de moderador imparcial en la Cámara Alta no le impide lanzar reproches velados al PP por la bronca política que ha estallado en el Constitucional y que le ha obligado a tirar definitivamente la toalla sobre su soñado proyecto de reformar el Senado. Tampoco se muerde la lengua para arremeter contra Ibarretxe en su condición de político vasco. A la hora de hacer balance, este enamorado de la Costa del Sol desde adolescente, vuelve al optimismo y a lo políticamente correcto: «No pierdo el sueño por ello», responde cuando se le pregunta si le gustaría seguir en el cargo la próxima legislatura.

-¿Le preocupa que la bronca política se haya derivado a las instituciones judiciales?

-Me preocupa como responsable político y como ciudadano, en el sentido en el que las diferencias puedan obstaculizar dos órganos tan importantes como el Poder Judicial y el Constitucional. La responsabilidad nos debiera llevar a desbloquear por todos los medios esta situación y a dar respuesta a algo que los ciudadanos nos demandan.

-¿Cómo se desbloquearía la crisis del Constitucional?

La única forma de hacerlo es desde el acuerdo. Creo que con voluntad de acuerdo se soluciona. En la vida hemos solucionado cosas más complicadas. El problema es que se está instalado en el no y, a partir de ahí, nada, esta es la realidad.

-¿Cómo se ha llegado a esta situación? Primero recusa el Gobierno a dos magistrados y después el PP a otros tres.

-Creo que el clima político ha propiciado esta derivada. Aquí puede haber excusas de todo tipo y consideración, pero, sinceramente, debiera de haber más respeto al resultado de las urnas.

-¿Qué quiere decir?, explíquese.

-No puede ser que las diferencias existentes entre las formaciones políticas se trasladen a las instituciones de la forma que se ha hecho. Creo que se tendrían que haber dejado al margen de la trifulca y de las diferencias, y no implicar en la problemática al Poder Judicial y al Constitucional. Eso no debiera de hacerse, pero viene sucediendo así desde el resultado electoral del 14 de marzo.

-¿Quién debería dar el primer paso, el Gobierno o el PP?

-Yo lo que creo es que se debería hablar. Y uno se tiene que sentar en una mesa con voluntad de acuerdo, porque si se sienta con voluntad de desacuerdo, no hay acuerdo.

-Con las elecciones en puertas, ¿ve factible esa voluntad?

-Al día de hoy y viendo lo que está pasando (la recusación del PP a tres magistrados), la cosa se complica. Me gustaría que de alguna manera se desbloquease, que diéramos respuesta a lo que nos están reclamando los ciudadanos, porque no lo están exigiendo. La política está para solucionar problemas, no para generar más problemas, y hay ciudadanos que empiezan a entender que se le está generando más problemas y, desde mi punto de vista, esto es poco edificante.

-¿Los políticos van por un lado y los ciudadanos por otro?

-Esta es la sensación que hay. Soy un responsable político, pero también un ciudadano con sentido común y eso lo percibo cuando hablo con amigos o familiares.

-Tal como está el patio, lo de plantear la reforma del Senado, ¿se ha convertido en misión imposible?

-Sí, sinceramente, es imposible. No hay voluntad, el clima no está para consensos, desgraciadamente.

-Ni siquiera se ha llegado a constituir la ponencia para su debate como usted anunció que se haría este otoño.

-No, hemos hablado, pero no ha habido forma, no ha sido posible. -¿Se siente frustrado por ello?

-No, no me siento frustrado, porque se ha avanzado mucho en el Senado esta legislatura aunque no se haya hecho la reforma.

-Lo digo porque en la página web del Senado sigue su saludo anunciando la reforma como primer objetivo de la legislatura.

-Lo he querido mantener en la página del Senado porque a mí me gusta ir por delante, de frente. Quiero que los ciudadanos sepan que ha habido voluntad de hacerlo, y que esto es un debe de los compromisos que adquirimos todos, porque todos teníamos en el programa electoral la reforma del Senado.Yo no quiero ocultar un fracaso que está ahí, y que cada uno lo explique, yo lo puedo explicar, otros no se si podrán explicar porqué no se ha hecho.

-¿Por qué no se ha hecho?

-Evidentemente, ha habido quien no ha querido desde el primer momento hacer la reforma constitucional para reformar el Senado. El PSOE y el Gobierno han planteado que una reforma de ese calado tiene que ser constitucional, y el PP ha entendido que no, y a partir de ahí, estamos como estamos.

-Ha dicho antes que se ha avanzado mucho en el Senado esta legislatura. ¿Que destacaría?

-Yo diría que hemos puesto al Senado en la agenda política de los españoles. Entre otros logros, hemos conseguido por unanimidad que las lenguas cooficiales se puedan utilizar en la Cámara. Se ha puesto en marcha la Conferencia de Presidentes. El presidente comparece todos los meses en el Senado, cosa que no había hecho antes ningún otro presidente. En definitiva, yo diría que ha habido grandes avances pese a no haberse hecho la reforma.

-Sin embargo, en los nuevos estatutos, como el andaluz, el papel del Senado ha sido meramente testimonial.

-Yo no diría eso, creo que al Senado han venido los estatutos muy consensuados. Ojalá otras leyes vinieran con los acuerdos que los estatutos. Pero la Constitución es la que marca el proceso.

-¿Habrá una cuarta Conferencia de Presidentes antes de las elecciones?

-No, no creo que vaya a haber, no se dan las condiciones. Uno no puede sentarse en una mesa y que el primer punto del orden del día sea el reproche, el segundo, el agravio, el tercero, el reproche y el agravio, y el cuarto, que no haya acuerdo de nada.Cuando las cosas son así es mejor no utilizar un instrumento importante como es la Conferencia de Presidentes, que es para sumar y no para el reproche. Y hoy, a pocos meses de las elecciones generales, estamos en la política del reproche y del agravio y de la descalificación, eso no conduce a nada.

-¿La Conferencia de Presidentes ha servido para algo, ha sido útil?

-Útil no, muy útil. Además de una puesta en común de la España real, ha puesto en valor el porqué hay que convertir el Senado en una cámara territorial. Hacer cada día lo que se ha hecho dos veces al año.

-Ultimamente defiende con insistencia el papel de las comunidades autónomas como motor de desarrollo en España. Su conferencia en Estepona ha versado sobre ello.

-Sí, porque quiero poner en valor la España autonómica como el gran éxito de la España constitucional y democrática, en el sentido de que la descentralización ha sido el gran motor de España en estos 30 años. Además, pienso que frente a los pesimistas sobre España, hay que decir que España no resta, España suma, aporta lo que representan las comunidades. Estas son importantes cuando salen al mundo a vender y a exponer lo que son, pero lo que verdaderamente les da plus de calidad es España.

Elecciones

La sonada marcha de Díez del PSE en Euskadi, la forzada dimisión de Pla en Valencia y la desgracia de Maragall unido a su renuncia a la militancia ¿debilitan al PSOE cara a las próximas generales?

No, esto pasa todos los días en todas las formaciones políticas, no le demos más importancia. Sinceramente, al partido lo veo muy bien, porque el Gobierno tiene una gran gestión. No porque lo diga yo, que podría tener poco mérito, sino porque no hay analista en el mundo que no vea a España como referente y ejemplo de políticas sociales o económicas. Creo que hay motivos suficientes para sentirnos orgullosos de la transformación social que hemos hecho los socialistas. Zapatero lo está haciendo francamente bien.

-¿Se sintió traicionado por la marcha de Rosa Díez del PSE?

-Rosa Díez tomó una decisión y no tengo nada que decir al respecto. No voy a juzgar lo que otros hacen independientemente de lo que yo haría o no haría. Como dice la frase, allá tú.

-Sobre la polémica de la conversación entre Esperanza Aguirre y el Rey, ¿opina que deben conocerse las conversaciones entre el Rey y los políticos?

-Yo no voy a comentar lo que hacen otros. Voy a comentar lo que hago yo. Creo que hay momentos en que las conversaciones tienen la privacidad de un encuentro donde uno habla con tranquilidad. Yo cuando hablo con alguien sé distinguir lo privado de lo público, sé lo que se puede decir y lo que no. Así hemos venido funcionando en el mundo entero.

-¿Le gustaría que le volvieran a proponer para presidente del Senado?

-Mire, yo tengo un principio en mi vida, que llevo a gala. Le tengo mucho respeto a mi partido y muchísimo más a los ciudadanos, por lo tanto, primero mi partido tiene que decidir que me presente, que los ciudadanos me voten, salir elegido, y que mi partido decida qué voy a hacer. No he perdido un minuto de mi sueño pensando en estas cosas. A partir de marzo me sentiré orgulloso de que mi partido gane las elecciones. Eso es lo que quiero. Termino con una reflexión: Me siento orgulloso de la gestión que como presidente del Senado he hecho en esta legislatura.