TERAPIAS. Cada viernes se reúnen familiares y enfermos para tratar su adicción.
Chiclana

Salir del alcoholismo

Más de un centenar de personas se someten a tratamiento de rehabilitación cada año en Archi, donde cuentan con psicólogos, médicos y trabajadores sociales

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Cuando se le pregunta al presidente de Archi (Alcohólicos rehabilitados de Chiclana), José María Pastrana, por la posibilidad de tomar una foto de las terapias de grupo, la respuesta es contundente: «Sin problemas, ellos están muy orgullosos de estar aquí y de haber dado el primer paso para salir de esta enfermedad». Y lo cierto es que así es, los afectados y sus familiares no se amilanan frente a la cámara y cuentan sus testimonios con el ánimo de que sean difundidos para que puedan servir de modelo a otras personas.

Sus historias tienen un perfil similar. Todos han llegado a Archi obligados por sus esposas o hijos, aunque finalizaban diciendo que el haber entrado allí fue lo que les salvó de una probable muerte. «Yo me llevé siete meses ebrio; no conocía lo que era estar en mis cinco sentido. Comencé a beber cuando niño, con diez años ya me gustaba el moscatel», explica Salvador Rodríguez, afirmando que no volverá nunca a caer en las redes del alcohol.

Archi recibe cada año en torno a 300 consultas de personas afectadas por el consumo excesivo de alcohol, aunque sólo el 33% decide seguir un tratamiento. No obstante, para la entidad esa cifra es una gran victoria. La mayor parte de ellos son menores de 35 años. «Desde el año 2000 estamos notando una mayor afluencia de personas jóvenes que deciden acudir a los grupos de autoayuda», explica Pastrana, que añade que también hay un incremento de mujeres que deciden no ocultar su adicción. Según la dirección del centro, la mitad de los jóvenes que se tratan son policonsumidores, es decir, que combinan el alcohol con estupefacientes.

Archi basa los programas de rehabilitación en la formación de grupos de autoayuda. De esta forma, la entidad ha puesto en marcha cuatro sesiones semanales: dos para alcohólicos en tratamiento, una para familiares y otra que se realiza conjuntamente. «Es muy importante que las familias se impliquen, ya que salir del alcohol es muy duro y la persona se transforma», dice Pastrana, que además es terapeuta de grupo y ex alcohólico. Además, la entidad asiste a numerosos seminarios, realiza excursiones de convivencia y coordina diversos programas de prevención en las escuelas. «Somos una de las asociaciones más activas de la provincia y a nosotros acuden personas de pueblos de alrededor», dice orgulloso Pastrana, apostillando que el mensaje que ellos tienen por bandera es que del alcohol se puede salir. «Que nadie se avergüence de entrar por estas puertas, aquí lo acogeremos para que se sienta como uno más», puntualiza.

En los quince de años de funcionamiento, han pasado por el centro más de 1.000 personas. La mayoría de ellas no ha vuelto a caer en la enfermedad.

chiclana@lavozdigital.es