Sociedad

El gen del almacenero El club de las exquisiteces

Los chicucos son toda una institución en Cádiz. Parece si como en Cantabria, donde nacían, existiera un gen propio que les marcaba para que luego se convirtieran en almaceneros. Los montañeses, como se conoce en la Bahía a estos empresarios que se han llevado toda su vida detrás del mostrador ya sea en bares o almacenes, crearon todo un libro de estilo que iba marcando los distintos pasos que seguían desde aprendices, como empezaban apenas iniciada la adolescencia, hasta convertirse en propietarios, que era como el doctorado académico en el sector. Siempre, en esta complicada evolución, estaban apadrinados, por otro montañés, una especie de tutor que garantizaba el mayor tesoro para estos empresarios: la honradez.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La vida de los chicucos, su evolución y su peculiar forma de vivir se recoge magistralmente en un libro, El montañés de la esquina, escrito por Venancio González García en 1961. A lo largo de sus páginas cuenta la historia de Fulgencio un joven montañés que llegó a Cádiz como chicuco y llegó a ser el dueño de El gran café. La mantequería Vistahermosa forma parte del club de los ultramarinos exquisitos de Cádiz, una elite que ha sabido convertir sus almacenes de desavíos de toda la vida en templos donde se pueden encontrar las mejores conservas, vinos, embutidos y el jamón, una de las marcas de la casa. Es la versión práctica de la especialización que recomiendan los expertos al pequeño comercio para combatir el empuje de las grandes superficies.

Vistahermosa compartió honores durante décadas con el acreditado almacén de Viquez, situado también en La Avenida mientras que en Cádiz reinaban, y lo siguen haciendo, la mantequería Miña Terra y el ultramarinos El Veedor. Manuel Ruiz Mantilla señala que este tipo de establecimientos seguirán existiendo porque «el público busca, cuando adquiere estos productos, a alguien de confianza que les aconseje y en el que puedan encontrar garantías de que lo que les despache sea de calidad».

Ahora confía en que Vistahermosa, una vez que se jubile, continúe con su actividad. «Tengo personas interesadas en hacerse con el negocio y espero que todo salga bien», señala ilusionado.