EL RAMO DE LA VICTORIA. Kurt celebra el apoyo obtenido en el congreso socialdemócrata. / AFP
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La socialdemocracia alemana busca su recuperación con un giro a la izquierda

Kurt es refrendado en la presidencia del SPD con el apoyo del 95 por ciento de los delegados

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En una arriesgada maniobra política destinada a impedir el descalabro total del SPD, el líder de la socialdemocracia alemana, Kurt Beck, apostó ayer por recuperar las credenciales de izquierda y, al mismo tiempo, acusó a la canciller, Angela Merkel, y a la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) de intentar robar a su partido la imagen de defensor de la justicia social.

Durante un apasionado discurso de casi dos horas pronunciado en el marco del congreso de la formación en Hamburgo, Beck defendió la necesidad de introducir cambios en la polémica Agenda 2010, impulsada por el ex canciller Gerhard Schröder y denunció que la CDU escondía su cara neoliberal bajo un rostro socialdemócrata.

Beck, elegido presidente del SPD hace diecisiete meses, decidió dar un giro a la izquierda para poner fin al éxodo de militantes y, a la vez, volver a tener éxito en las urnas. Los socialdemócratas perdieron más de 100.000 carnés cuando impulsaron la Agenda en 2003, pero también fueron derrotados en los comicios nacionales de 2005 y en varias contiendas electorales regionales.

Enfrentado a la realidad de las encuestas que predicen nuevas derrotas, Beck ha decidido prolongar el subsidio al desempleo que reciben los parados mayores de 55 años, de los dieciocho meses actuales hasta los veinticuatro. Con ello, ha provocado una peligrosa división interna al rechazar la propuesta el poderoso ministro del Trabajo y vicecanciller, Franz Müntefering.

Crisis interna

La crisis intestina puso en peligro el desarrollo del Congreso, pero ayer Kurt Beck logró ser reelegido en la presidencia con un excelente 95,5% de los votos de los delegados, una clara prueba de que el partido está dispuesto a seguir el camino trazado por su líder.

En su discurso, Beck recordó que los valores fundamentales que defiende el SPD -solidaridad, igualdad y libertad- estaban más vigentes que nunca y defendió el papel de un «Estado preventivo» para impedir que la brecha entre ricos y pobres siga creciendo.

El presidente socialdemócrata contó también con la ayuda de Gerhard Schröder, quien sugirió ante los delegados que su famosa y polémica Agenda 2010 era sólo un instrumento diseñada para alcanzar una meta, pero no el fin en sí mismo y, por lo tanto, podía ser modificada. En un breve discurso, el ex canciller pidió a los delegados que cerraran filas en torno a Beck.

El presidente cosechó aplausos cuando recordó los valores tradicionales de su partido y prometió cambios en la Agenda 2010. Pero los presentes ovacionaron a su líder cuando subrayó que la gestión de Merkel en el seno de la coalición estaba marcada por la «indecisión y la inestabilidad».

«La meta central de la CDU es presionar a la población para poder obtener más de ella», dijo Beck. «Los cristianodemócratas son inconstantes y veleidosos, y nunca han abandonado el curso radical de mercado que defendían antes de las elecciones», añadió.

Los ataques de Beck, que pueden aumentar la tensión en el seno del Gobierno, fueron rechazados por el secretario general de la CDU, Ronald Pofalla, quien acusó al líder socialdemócrata de llevar a su partido hacia la izquierda.