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Estudian sanciones contra el juez que ordenó el arresto

Aclamado por quienes se identifican con las víctimas de la dictadura chilena, el juez Carlos Cerda pasó de héroe a villano. Tras procesar al clan Pinochet y sus allegados, y ordenar su arresto, el magistrado viajó a EE. UU. para recibir un premio de la Universidad de Georgetown por su valentía en la lucha contra la impunidad.

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Pero a su regreso a Chile le esperaba una desagradable sorpresa. Él mismo pasó a ser investigado. La Corte Suprema de Justicia ordenó indagar si se extralimitó en sus funciones y analiza ahora si le aplica «sanciones disciplinarias» por sus ironías en torno a la imparcialidad del tribunal, lanzados en medios de comunicación.

Tras una serie de recusaciones de la defensa de la familia Pinochet por presunta animosidad en su contra, el juez había sido ratificado al frente del proceso en septiembre, y en cuestión de días emitió el histórico fallo que ordenó el arresto y procesamiento de 23 integrantes del círculo cercano al dictador, incluida su viuda, sus cinco hijos y otros allegados.

En una pesquisa que intenta rastrear el origen espurio de la millonaria fortuna del clan Pinochet, el juez les imputa «malversación de fondos públicos».