Solución pacífica
La República Popular China ha celebrado estos días en Pekín el XVII Congreso del PCCh, acontecimiento que el presidente Hu Jintao ha aprovechado para lanzar un mensaje a Taiwán, poniendo sobre la mesa la posibilidad de un acuerdo de paz entre ambos lados del Estrecho.
Actualizado: GuardarA poco que se deguste el caramelo ofrecido por China a Taiwán queda al descubierto que el dulce contiene en su interior un regusto amargo.
Se trata del sabor de la condición previa que establece China para alcanzar el acuerdo de paz, que no es otra que la aceptación del principio de una China.
Los 23 millones de taiwaneses no pueden aceptar el principio de una China propuesto por Pekín, porque ello supone admitir que sólo hay una China, la China Popular, y que Taiwán es sólo una parte de ella.
¿Y en qué cabeza cabe que un país como Taiwán, que goza de un sistema democrático, de libertades y respeto por los derechos humanos, acepte pasar a formar parte de otro país regido por un sistema comunista y totalitario?
Sólo se me ocurre una solución justa y satisfactoria para retomar los contactos en el Estrecho: que además de retirar los casi mil misiles que mantiene desplegados apuntando a Taiwán, China deje de obstruir los intentos de la isla por participar en la ONU para comenzar así, de manera justa y equilibrada y bajo el manto y condiciones de las Naciones Unidas, un diálogo que contribuya de manera efectiva a asegurar la paz y la estabilidad en la región.