Meteoritos
Mientras usted ve la tele (o no) sentado cómodamente (o no) en su sillón, por encima de nuestras cabezas se cruzan veloces meteoritos que a cada poco chocan entre sí; al colisionar, los meteoritos desprenden miles de billetes de 500 euros que se desvanecen en el aire antes de tocar el suelo (o sea que no se agache usted, que no encontrará ninguno). A nosotros lo que nos queda es la posibilidad de disfrutar con el espectáculo, y quizá ya es bastante. La guerra del fútbol entre Sogecable-Prisa y Mediapro-La Sexta conoció en las últimas semanas una sorprendente efusión, cuyas salpicaduras llegaron a los zapatos del presidente del Gobierno; fue el momento escogido por Telecinco para entrar en la refriega y ofrecernos un partido de Liga. Casi al mismo tiempo, Mediapro anuncia la subasta esta semana de los derechos de emisión de la Fórmula 1, que hasta ahora poseía Telecinco y que La Sexta adquirió por una millonada estratosférica (200 millones de euros por cinco temporadas, el triple de lo que pagaba Telecinco).
Actualizado:A Aznar se le reprochó en su día, y con razón, el haberse movido muy poco discretamente entre bambalinas financieras para hacerse un grupo mediático «de confianza»; otros podrán reprocharle, además, el haber ejecutado el plan con los pies, a la vista de los resultados. Pues bien, el hecho es que la actual movida futbolera puede ser percibida como consecuencia de una operación semejante, y ahora el protagonista es Zapatero. Dice Roures, el jefe de Mediapro, que este debate perjudica a Zapatero porque «los amigos de Prisa» han metido al presidente en él «sin comerlo ni beberlo» Al margen de la inverosímil presunción de abstinencia, esa protesta de Roures puede entenderse también así: «No quería llamar al primo de Zumosol, pero, llegados a este punto, sabed que él está conmigo». Bueno: sería ingenuo predicar a estas alturas la completa independencia de los medios de comunicación respecto a los grandes centros del poder. Pero es necesario, afearle al poder que pretenda meter la cuchara en todos los guisos mediáticos.